Vaclav Smil

En 1900, en las grandes ciudades occidentales mucha gente vivía en sociedades cuyos parámetros técnicos eran casi totalmente diferentes de los que dominaban el mundo en 1800 y, en sus aspectos fundamentales, mucho más cercanos a nuestras vidas actuales. Como resumió el historiador Lewis Mumford (1967: 294): «Potencia, velocidad, movimiento, estandarización, producción en masa, cuantificación, regimentación, precisión, uniformidad, regularidad astronómica y control —sobre todo control— se convirtieron en las señas de identidad de la sociedad moderna occidental».

En 1900, Estados Unidos y Francia ya eran sociedades abrumadoramente fósiles, pero el mundo en su conjunto todavía obtenía la mitad de su energía primaria de la madera, el carbón vegetal y los residuos de cultivos.

La fase de crecimiento que vino después de 1945 en todas las industrias energéticas alcanzó un nuevo pico a principios de la década de 1970, de tal manera que posteriormente muchas técnicas energéticas se estancaron en tamaño y a menudo en rendimiento. Algunos ejemplos notables son la potencia de las turbinas de vapor, el tonelaje de los grandes buques petroleros o la eficiencia de las líneas de CA de alta tensión.