bookmate game
es

Zena Hitz

  • Juan Carlos Oyuelacompartió una citael año pasado
    Desde que tenía diecisiete años hasta que me fui a Canadá a los treinta y ocho, había estado dedicada por completo a instituciones de educación superior, primero como estudiante y luego como profesora y estudiosa de la filosofía clásica
  • Juan Carlos Oyuelacompartió una citael año pasado
    Mi familia no emprendió prácticas e inquietudes intelectuales como medios para alcanzar ningún fin. No los consideraban una preparación para la vida, sino más bien una forma de pasar el tiempo que tenía valor en sí mismo.
  • Juan Carlos Oyuelacompartió una citael año pasado
    Nos encantaba la sensación que produce la intuición, pero no teníamos experiencia. Aun así, como si quisieran que aflorara nuestra madurez, los profesores nos hablaban como si nuestras ideas fueran importantes y, por lo tanto, nos trataban como adultos libres, capaces de tomar decisiones significativas y tomar nuestras propias decisiones sobre las cuestiones más difíciles
  • Juan Carlos Oyuelacompartió una citael año pasado
    Prosperé en la simplicidad y espontaneidad de la vida universitaria: el concentrarnos exclusivamente en la lectura y la conversación, la insistencia en hacer preguntas humanas básicas, la convicción de que el valor de la actividad intelectual radica en la búsqueda más que en lo que logremos.
  • Juan Carlos Oyuelacompartió una citael año pasado
    Descubrieron, en otras palabras, que el estudio por sí mismo, es decir, el estudio sin resultados visibles o credenciales de alto prestigio, era enormemente útil para otros fines
  • Juan Carlos Oyuelacompartió una citael año pasado
    En el sueño le preguntaba por qué se preocupaba por ser amable, dado su estratosférico prestigio académico. Se volvió hacia mí horrorizado, me tomó del brazo, me sacó de la habitación y me preguntó qué quería decir. Cuando le repetí mi pregunta, me dijo con mucho énfasis: «Me importa la amabilidad, me importa y mucho. Quiero que me amen, que me adoren...». En este punto su voz se redujo a un susurro dramático: «Que me alaben»
  • Juan Carlos Oyuelacompartió una citael año pasado
    Pero con la claridad de verlo en retrospectiva, ahora observo que la sociedad respeta más a los que salvan el mundo y marcan la diferencia, especialmente aquellos que trabajan para grandes instituciones internacionales, que a los académicos de gran prestigio.
  • Juan Carlos Oyuelacompartió una citael año pasado
    Con algo de decepción, visité algunas iglesias protestantes tradicionales, siguiendo inconscientemente un orden descendente en una lista invisible de las principales denominaciones clasificadas por estatus social. En una iglesia dieron una homilía sobre fútbol; otra estaba llena de gente visiblemente rica que no mostraba ningún signo de fervor espiritual. Las dos parecían clubes sociales, una forma de sentirse superior o de sentirse cómodo. Esto me repugnaba, a pesar de —o quizás debido a— lo interesada que estaba en la superioridad social. Quería algo diferente, algo nuevo, sin saber qué era
  • Juan Carlos Oyuelacompartió una citael año pasado
    Y si no echaba la vista tan lejos, la superficialidad de mi vida académica se hacía cada vez más evidente. O bien buscaba aprobación o estatus sacando buenas notas a expensas de los demás, o bien mis compañeros de clase y yo nos explicábamos mutuamente nuestra propia superioridad cuando estábamos de cháchara en pequeños grupos: hablábamos de lo diferentes que éramos del que se equivocaba, del tonto, del feo y del malo.
  • Juan Carlos Oyuelacompartió una citael año pasado
    A esas alturas me había acostumbrado a que se me recompensara por mi trabajo intelectual con dinero, estatus y privilegios. A lo largo del camino, mi centro de atención se había desplazado, sin que me diera cuenta, del trabajo en sí hacia los resultados del trabajo.
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)