Recordemos que, por el contrario, uno de los reproches que Sócrates hacía a sus rivales, conocidos como los sofistas, era precisamente que recibían un pago. Sócrates, si se me permite decirlo, corrompía a la juventud de manera gratuita, con lecciones revolucionarias, mientras que los sofistas recibían una generosa retribución por las lecciones que ofrecían, que además eran lecciones de oportunismo.