angustia es un temor generalizado, sin objeto. Heidegger pensó que era la gran reveladora del ser humano, que sabe que es un «ser-para-la muerte». También para Kierkegaard es el símbolo del destino del hombre, la expresión de su inquietud metafísica. Para un neurólogo puede ser un desajuste de la serotonina, un conspicuo neurotransmisor. Para Freud, era la señal de un conflicto interior no resuelto. Para San Agustín, la lejanía de Dios: «Inquieto está mi corazón hasta que descanse en Ti».