Me gustó mucho el estilo de la narración: íntimo y personal, muy reflexivo y crítico no solamente con las circunstancias sino consigo misma. Conforme Cedar va sufriendo los cambios, nosotros los sufrimos con ella, tenemos esperanza y atravesamos el caos y las dudas.
Las reflexiones que hace sobre el embarazo, el parto y la maternidad son de las partes más difíciles de leer: no solamente por el dolor que reflejan sino por las injusticias que está viviendo la protagonista.