Ignacio Padilla

  • adriana431992compartió una citael año pasado
    alférez su uniforme de gala, pues ya desde la visita del Gran Brigadier sus galas presentaban heridas de polilla mayores que de bala. Y aunque esa tarde lo desearan de otro modo, aunque se jactaran de la fidelidad de sus conmemoraciones y del realismo del vestuario, se daban cuenta de que, por más que insistieran en esquivar a los hados, la vejez cobraría al cabo su saldo inaplazable. Ya resentían en el cuerpo las caminatas hasta la llanura del Zurco y el peso de las armas. Ya comprendían que no iban a durar así mucho tiempo, y que en la muerte del alférez había cosas que no encajaban. Recordaban que en los últimos meses las aportaciones del alférez habían sido errátiles, y que sus notas últimas sobre la Batalla del Zurco estaban llenas de incorrecciones que en otros tiempos ni él mismo se habría perdonado. Pero lo más grave era que la transformación
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 2 años
    Dijo también el veterano que las reliquias por él halladas en la mina de Westfalia eran más bien fósiles de reptiles alados así de grandes, dijo, cada uno coronado con una tiara de carbunclos del tamaño de avellanas: así los había encontrado él en la mina y así los había entregado a sus superiores, que al parecer los reemplazaron por fraudulentos huesos humanos que se encuentran todavía en la capilla sexta de la catedral renana.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 2 años
    Sobre el pterodáctilo se especula asimismo que sus ciclos migratorios habrían sido vulnerables a ciertas irregularidades astrales, fuera el paso de un cometa, un eclipse o la precipitación de un meteorito. En la conocida saga de Percival, Chrétien de Troyes cuenta cómo una parvada de dragones anticipa con su vuelo tumultuario la caída de una roca celeste sobre los castillos franceses. Este cuento inspirará después a Pholenz para sostener que, en tiempos de Augusto César, el paso de un cometa habría incitado una importante migración de alígeros reptiles desde Persia hasta Chipre, surcando en su trayecto el firmamento palestino.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 2 años
    Las bombas pesarían más o menos veinte gramos e irían asidas a los murciélagos con un ganchillo quirúrgico y un trozo de cordel de cáñamo. El informe del teniente Barry Lovecraft no declara a qué parte del cuerpo de los bichos se ataría el dispositivo en cuestión, aunque es dable suponer que tal honor recaería en las patas o en el nacimiento de las alas.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 2 años
    El mismo año en que el general MacArthur se vio forzado a retirarse de Japón, el gobierno americano destinó a su proyecto de murciélagos incendiarios dos millones y medio de dólares, poco menos de lo que después recibirían en su bautizo los alquimistas atómicos de El Álamo.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 2 años
    Que el proyecto de los murciélagos flamígeros terminase en desastre no ha bastado para arrojarlo en el olvido o la ignominia: aún ahora se le invoca con cierto aprecio y se le tiene, al menos, por un fatal aunque entrañable error de estrategia militar.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 2 años
    Años más tarde, cuando supo del ataque a Pearl Harbor, comprendió que era el momento de hacer su modesta aportación al lavado en seco de la honra nacional. Tuve un sueño, escribía el doctor Adams. Un sueño como un hachazo, una iluminación filosa donde una nube de volátiles roedores reducía con fuego una aldea de pagodas, sombreros puntiagudos y descoloridos hombrecitos de evidente papel.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 2 años
    Ahí siguen los pobres, yo los vi y puedo dar fe de ello: creo que este invierno esos peces miserables cumplirán cuarenta años, nadando en su estanque, tristones y perplejos.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 2 años
    Quizá al final estos animalillos se dejen caer en las corrientes y mareas con la certidumbre de que vivirán al menos un instante de dichosa plenitud cuando al fin puedan llenar sus branquias con una sabrosa bocanada de agua, y de que serán felices durante el átomo de un segundo que para ellos será eterno antes que los hagan trizas, en la misma agua que los ha salvado, sus anhelantes predadores.
  • Alicia M. Marescompartió una citahace 2 años
    las corrientes del río Paraná, según se llega allá por los humedales del Bermejo, hay un cierto pez tornasolado que nace y crece en el aire, y que solo para morir entra en el agua.
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