Dona Ter

  • Xime MCcompartió una citahace 2 años
    —Pero qué dices, ¿estás loco? —Corrí hacia él e intenté quitarle el teléfono. Me rodeó con un brazo para ceñirme a él mientras con el otro lo alzaba para alejarlo de mi alcance. Hasta ese instante no me había percatado de lo alto que era, le llegaba a la altura del pecho y de repente el olor de mi jabón me abofeteó robándome el aliento. Era mi jabón de glicerina pero en su piel había tomado cierto matiz a masculinidad. Cerré los ojos y aspiré. Quise enroscarme como un gatito y dormirme allí mismo.
  • Xime MCcompartió una citahace 2 años
    —Será mejor que vaya a la ducha y me ponga guapa.

    Ya estoy saliendo de la cocina cuando lo oigo, y no sé si es consciente de que verbaliza su pensamiento pero mis labios esbozan una sonrisa cuando lo oyen.

    —Como si te hiciera falta. Con esos vaqueros hasta yo me casaba contigo.
  • Xime MCcompartió una citahace 2 años
    —Será mejor que vaya a la ducha y me ponga guapa.

    Ya estoy saliendo de la cocina cuando lo oigo, y no sé si es consciente de que verbaliza su pensamiento pero mis labios esbozan una sonrisa cuando lo oyen.

    —Como si te hiciera falta. Con esos vaqueros hasta yo me casaba contigo.
  • Xime MCcompartió una citahace 2 años
    —Ahora ya no me puedes rechazar por ser un niñato, sé mi chica.

    —Ni lo sueñes.

    —En mis sueños ya estamos casados, tenemos dos niños, un perro, una cacatúa, tres peces y una hipoteca.
  • Xime MCcompartió una citahace 2 años
    Para Miguel, Angie fue su primer amor, según él desde los siete años y tenía claro que también sería el único. Tenía dieciséis años la primera vez que le pidió que saliera con él. La respuesta de mi mejor amiga fue un: “ni lo sueñes”. Con esa frase le dio largas durante casi nueve años. Miguel no perdió nunca la esperanza y siempre que tenía la oportunidad no la desperdiciaba para confesarle su amor incondicional y pedirle que fuera su chica.

    Kiki recordó la noche en la que Miguelín celebró su mayoría de edad, serían sobre las tres de la mañana cuando, según él, “de forma casual” se encontraron a la salida de una discoteca. A pesar de ir algo ebrio, no perdió la costumbre y se acercó a Angie, la cogió por la cintura y le susurró:

    —Ahora ya no me puedes rechazar por ser un niñato, sé mi chica.

    —Ni lo sueñes.

    —En mis sueños ya estamos casados, tenemos dos niños, un perro, una cacatúa, tres peces y una hipoteca.
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