Para Miguel, Angie fue su primer amor, según él desde los siete años y tenía claro que también sería el único. Tenía dieciséis años la primera vez que le pidió que saliera con él. La respuesta de mi mejor amiga fue un: “ni lo sueñes”. Con esa frase le dio largas durante casi nueve años. Miguel no perdió nunca la esperanza y siempre que tenía la oportunidad no la desperdiciaba para confesarle su amor incondicional y pedirle que fuera su chica.
Kiki recordó la noche en la que Miguelín celebró su mayoría de edad, serían sobre las tres de la mañana cuando, según él, “de forma casual” se encontraron a la salida de una discoteca. A pesar de ir algo ebrio, no perdió la costumbre y se acercó a Angie, la cogió por la cintura y le susurró:
—Ahora ya no me puedes rechazar por ser un niñato, sé mi chica.
—Ni lo sueñes.
—En mis sueños ya estamos casados, tenemos dos niños, un perro, una cacatúa, tres peces y una hipoteca.