Mily Sietecompartió una citahace 4 años
negación de nuestras emociones no es el único peligro que corremos cuando nos apoyamos demasiado en el cerebro izquierdo. También podemos volvernos demasiado literales, perdiendo el sentido de la perspectiva, y entonces pasamos por alto el significado que se obtiene al situar las cosas en un contexto (una especialidad del cerebro derecho). Ésa es en parte la razón por la que a veces tu hija de ocho años se pone a la defensiva y se enfada cuando le haces una broma inocente. Recuerda que el cerebro derecho se ocupa de la interpretación de las señales no verbales. Así pues, sobre todo si tu hija está cansada o malhumorada, puede que sólo se fije en tus palabras y pase por alto el tono jovial y el guiño que las ha acompañado.

Hace poco Tina vivió un curioso ejemplo de lo que puede suceder cuando el cerebro izquierdo literal domina demasiado. Cuando su hijo menor cumplió un año, Tina encargó el pastel en una tienda del barrio. Pidió un «pastel magdalena», que consiste en varias mag­dalenas glaseadas que, juntas, parecen un gran pastel. Al encargarlo, dijo al pastelero que escribiera el nombre de su hijo –J. P.– en el pastel magdalena. Pero cuando recogió el pastel antes de la fiesta, enseguida reparó en un problema, el pastelero había escrito: «J. P., en el pastel magdalena». Esto demuestra lo que puede pasar cuando una persona se vuelve demasiado literal a causa del predominio del cerebro izquierdo.

Así pues, el objetivo es ayudar a nuestros hijos a usar los dos lados del cerebro a la vez: a integrar los hemisferios izquierdo y derecho. Recordemos el río del bienestar del que hemos hablado antes, con el caos en una orilla y la rigidez en la otra. Definimos la salud mental como el avance armonioso y continuo entre estos dos extremos. Al ayudar a nuestros hijos a conectar el lado izquierdo y el derecho, les damos una mayor posibilidad de evitar las orillas del caos y la rigidez, y de vivir en la corriente flexible de la salud mental y la felicidad.

Integrar el cerebro izquierdo y el derecho ayuda a los niños a no acercarse demasiado a ninguna de las dos orillas. Cuando las emociones no procesadas en su cerebro derecho no se combinan con la lógica del izquierdo, los niños se comportarán como Katie, acercándose demasiado a la orilla del caos. Eso significa que debemos ayudarlos para que hagan intervenir el cerebro izquierdo, y así verán las cosas en perspecti
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