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  • Parásitoscompartió una citahace 3 años
    La masculinidad patriarcal se constituye a partir de tres exigencias morales que él mismo ha denominado las tres P: protección, provisión y potencia. En consecuencia, un «hombre de verdad» debe fecundar a una mujer, proteger a su familia y proveer económicamente a quienes dependen de él. (Gilmore, 1994, p.
  • Parásitoscompartió una citahace 3 años
    emociones positivas se manifiestan porque representan una motivación, nuevos planes y materialización de algunos sueños como el de formar la familia con la mujer que aman, además de una manera de lograr la autopercepción y la percepción colectiva de hombres responsables, con una posición de privilegios, la posibilidad de ejercer el poder en su entorno familiar y en algunos casos suplir carencias afectivas experimentadas desde la niñez.
  • Parásitoscompartió una citahace 3 años
    como se observa en las prácticas discursivas de estos hombres, hay un énfasis en la dependencia y reconocimiento de su vulnerabilidad emocional, económica y social, lo cual representa una configuración social de lo que es ser adolescente (Jayo, 2017), aceptando la importancia y lo determinante de la opinión y reacción de la familia como principales fuentes de apoyo para el ejercicio de la paternidad, enmarcada en los significados y roles de género, en los que se resaltan las funciones de sostén económico y respaldo para garantizar el bien‍
  • Parásitoscompartió una citahace 3 años
    muy particulares y diferenciales entre los que lo planearon y aquellos que no. En este último grupo prevalecen las emociones negativas, tales como el miedo y la angustia, lo cual se podría mencionar como lo lógicamente esperado y lo más frecuente en esta población (Botero y Castrillón Osorio, 2015), debido a la incertidumbre y expectativas asociadas al futuro próximo, las reacciones de los familiares y las responsabilidades, principalmente económicas, que hacen que los varones se cuestionen sus capacidades, no solo para ellos mismos, sino también para hacerse cargo de un nuevo núcleo familiar, demostrando la influencia de los estereotipos y roles asignados al género de los hombres que direccionan las emociones experimentadas.
  • Parásitoscompartió una citahace 3 años
    Yo he entendido algo, yo no sé diferenciar lo que es amor de lo que es capricho. O sea que te encaprichas de una mujer, de querer tenerla, de querer estar con ella, pero así de enamorarme-enamorarme, no creo que me haya enamorado. (Dani, 20 años, sentenciado por homicidio y violación).
  • Parásitoscompartió una citahace 3 años
    envidia, por ejemplo, es central en muchos de los relatos. Ser sujetos de envidia no es algo negativo, sino que es algo que esperan que les suceda, y narran con orgullo el que otros se las tengan. Con base en ella, sientan las bases para los relatos de conflicto con otros hombres, fuera o dentro de prisión. No pocos de ellos aducen que son envidiados, sin importar si cuentan en realidad con cualidades o bienes susceptibles de envidia. La norma es: asumirse envidiados, pero nunca reconocerse como envidiosos.
  • Parásitoscompartió una citahace 3 años
    los productos culturales aprenden también posturas, miradas y un complejo repertorio que enriquece la performatividad de género, como la entonación de la voz, las diferentes maneras de sostener o dotar de intención a la mirada, la tensión muscular para enfatizar la musculatura, el levantamiento de la mandíbula y un rictus particular de desafío que corresponde con las emociones que experimentan.
  • Parásitoscompartió una citahace 3 años
    Muchos de ellos comparten el sentido emocional que se imprime en productos culturales como canciones, películas, marcas de ropa y personajes del hip-hop: historias de violencias y rechazo en el mundo de las drogas, así como competencias por ser mejores que los contrincantes y pares.
  • Parásitoscompartió una citahace 3 años
    l sistema binario de género, acorde con la división cartesiana, atribuía lo emocional a las mujeres, pues se pensaba que ellas estaban dominadas por el útero, en tanto que los hombres eran vistos como los dueños de la razón.

    Con el tiempo, la división entre razón y emociones se fue sustituyendo por una comprensión más compleja sobre el hecho de que las emociones subyacen a la racionalidad (Harré, 1986; Damasio, 1999, 1996).

    Las emociones, además, tienen variaciones graduales de una cultura a otra y responden a una lógica situada. Es decir, se controlan, modulan, reprimen o expresan de acuerdo con los contextos y los espacios de interacción social. En el caso de la comisión de delitos y la prisión, tanto la tensión experimentada como los espacios de encierro propician una reflexión más nítida sobre la experiencia emocional.
  • Parásitoscompartió una citahace 3 años
    Así se limita la expresión emocional en forma selectiva, promovida y/o vigilada por distintos sujetos e instancias de socialización como la familia, el grupo de pares, la escuela y los medios de comunicación, por mencionar algunos. Estos refuerzan las prescripciones que regulan las emociones, una práctica social estructurada. Si bien se pueden reconocer sujetos y espacios de regulación, la autorregulación ejercida puede ser avasallante. En este sentido y para determinadas configuraciones de masculinidad, el principal agente de regulación emocional es el mismo sujeto, que encarna el mundo simbólico del que está imbuido.
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