¿Un beso mío tendrá poder?, se preguntó. No había tiempo para hacer pruebas.
El valiente Luz Nocturna, héroe en tantas batallas, se enfrentó al momento más confuso de su infinita infancia: un beso.
¿Cómo se hace? ¿Qué tengo que hacer? ¡¿Y si lo hago mal?! ¡¿Algo con los labios?! ¡¿Cómo?!
¡Hazlo! ¡HAZLO!
Cerró los ojos y se lanzó de cabeza hacia Katherine. El escudo de pesadillas lo dejó pasar como si fuese vapor. Su poder solo funcionaba contra la fuerza y el temor. Y un beso no tiene nada que ver. Durante un instante eterno, los labios de Luz Nocturna tocaron los de Katherine y todos los conjuros de Sombra desaparecieron. Katherine abrió los ojos. Su torturado sueño había terminado. El beso lo había arreglado todo. La niña estaba perfectamente.