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Libros
Lola Pons Rodríguez

Una lengua muy muy larga

  • Paulina Chaviracompartió una citahace 4 años
    El lector debe recordar que nada, ni en la lengua ni en la vida, es inamovible, porque, como los pronombres en la lengua, en la vida todo se mueve.
  • Reina Azúcarcompartió una citahace 2 años
    como los fantasmas, las palabras fantasmas no son reales pero tienden a tener vida eterna, se suceden de un diccionario a otro y para ser borradas necesitan de indubitables argumentos que confirmen su carácter espectral
  • Reina Azúcarcompartió una citahace 2 años
    Pero tal como desaparecen realidades, y, en consecuencia, se van perdiendo las palabras que las nombran, aparecen nuevos inventos, donde también pueden reproducirse nuevos fenómenos de diversidad léxica
  • Sol Ríoscompartió una citahace 2 años
    Los hablantes son los dueños de la lengua y quienes la hacen cambiar, crecer o esconderse según su voluntad de usarla o no.
  • Perla Delgadocompartió una citael año pasado
    planteó una forma distinta de explicar a la sociedad la historia de la lengua que hablaban,
  • Aura del Mar Gutierrez Villaquirancompartió una citael año pasado
    La Ph que tienen algunas voces tomadas del Hebreo, ó del Griego, se debe omitir en Castellano, sustituyendo en su lugar la F que tiene la misma pronunciacion, y es una de las letras proprias de nuestra Lengua,
  • Aura del Mar Gutierrez Villaquirancompartió una citael año pasado
    expresa igualmente con la f, por cuyo motivo se han colocado en esta última letras las palabras phalange, phalangio, pharmacéutico, pharmacia, phármaco, pharmacopea, pharmacópola, pharmacopólico, phase y philancia.
  • Aura del Mar Gutierrez Villaquirancompartió una citael año pasado
    Los hablantes son los dueños de la lengua y quienes la hacen cambiar, crecer o esconderse según su voluntad de usarla o no.
  • Marcela Gómezcompartió una citahace 2 años
    (la crisis / las crisis).
  • Marcela Gómezcompartió una citahace 2 años
    Otras grafías dobles, como th (Thamar, Athenas, theatro) y rh (rheuma) fueron eliminadas también a fines del XVIII. El criterio fonético guio estas reformas académicas, en este caso eliminando dígrafos que no tenían una equivalencia fonética distinta de letras como t, r o f.
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