Libros
Tiqqun

La hipótesis cibernética

Según Tiqqun, vivimos en el tránsito entre el paradigma soberano del poder (vertical, estático, centralizado) y el cibernético (horizontal, dinámico, distribuido). El orden cibernético es un orden que alimentamos entre todos, con nuestra participación, feedbacks y datos. El modelo serían Google o Facebook, pensados como formas de gobierno y no solo como inocentes páginas de contactos o buscadores. El poder cibernético extrae y procesa información, gestiona lo vivo entendido como información, aspira a gobernar el mundo como Facebook o Google gobiernan las redes. Un poder radicalmente distinto, pero no menos opresivo.

¿Qué pedimos entonces cuando reclamamos más transparencia, comunicación, participación y contacto entre gobernantes y gobernados? Tiqqun apuesta más bien por devenir ingobernables: opacos a la visión cibernética, ilegibles para sus códigos, imprevisibles para sus máquinas de computación y control.

Por un lado, aprendiendo a discernir lo que escapa a la racionalidad fría y el tiempo “real” del orden cibernético: los cuerpos y sus encuentros, las palabras errantes, la temporalidad que implica toda duración. Por otro, buscando inspiración en los más diversos campos para subvertirlo: el ritmo del free jazz, la interferencia de Burroughs, el caos fecundo de Ilya Prigogine, el pánico según Canetti, la revuelta invisible de Alexander Trocchi, la guerrilla difusa de Lawrence de Arabia, la línea de fuga de Deleuze y Guattari, la niebla narrada por Boris Vian…
187 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2015
Año de publicación
2015
¿Ya lo leíste? ¿Qué te pareció?
👍👎

Opiniones

  • Diego Vargascompartió su opiniónhace 6 años
    💀Espeluznante

Citas

  • Diego Ormazábalcompartió una citael año pasado
    La hipótesis cibernética responde, entonces, tanto en las ciencias naturales como en las ciencias sociales, a un deseo de orden y de certidumbre. La hipótesis cibernética, el más eficaz de los agenciamientos6 de una constelación de reacciones animadas por un deseo activo de totalidad –y no solamente por una nostalgia de la misma, como ocurre en las diferentes variantes del romanticismo–, está emparentada tanto con las ideologías totalitarias como con todos los holismos, todos los pensamientos del todo, ya sean estos místicos, solidaristas –como en el caso de Durkheim–, funcionalistas o incluso marxistas, respecto de los cuales no hace sino tomar el relevo.
  • Diego Ormazábalcompartió una citael año pasado
    Lo que Foucault llamará más tarde con tono jocoso la «muerte del Hombre» no es por cierto otra cosa que el estropicio ocasionado por estos dos escepticismos, uno referido al individuo, el otro a la sociedad, y provocados por la Guerra de los Treinta Años que afectó a Europa y al mundo durante la primera mitad del siglo pasado.
  • Diego Ormazábalcompartió una citael año pasado
    Si 1914 estableció la descomposición de las condiciones antropológicas de verificación de la hipótesis liberal –el surgimiento del Bloom4, la ruina, manifiesta en carne y hueso en las trincheras, de la idea de individuo y de toda la metafísica del sujeto5–, y 1917 su impugnación histórica por la «revolución» bolchevique, 1940 marca la extinción de la idea de sociedad, machacada de manera tan ostensible por la autodestrucción totalitaria.

En las estanterías

  • Miguel Ángel Vidaurre
    Ensayos
    • 288
    • 20
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)