Los señores de Mayapán conocían los secretos de los cielos, y allá se fueron y se llevaron a todos. No creían en el poder de los señores divinos porque los conocían cara a cara, sabían de sus defectos y de sus mentiras, y no les tenían respeto porque al igual de todo lo que hay en este mundo, eran hijos de la misma Gran Bestia del Caos, así que la llamaron a ella y la trajeron hasta aquí, y ella de un solo bocado se los llevó de nuevo.