Alicia Giménez Bartlett

Serpientes En El Paraíso

Avisarme cuando se agregue el libro
Para leer este libro carga un archivo EPUB o FB2 en Bookmate. ¿Cómo puedo cargar un libro?
En una urbanización residencial aparece flotando en la piscina el cuerpo de un joven, socio de un prestigioso bufete de abogados. El suceso conmociona a su esposa y a otras dos parejas de amigos que lo compartían casi todo en ese entorno privilegiado. Pero en cuanto Petra Delicado y su ayudante Fermín Garzón meten la nariz en el caso, empiezan a preguntarse sobre las frágiles fronteras que  separan la amistad y la traición, la sinceridad y el engaño, la apariencia y la verdad. Con Serpientes en el paraíso, Alicia Giménez Bartlett vuelve a hacernos cómplices de una historia de intriga que no se resuelve hasta la última página. Mi instinto me decía que nos hallábamos frente a un asunto biográfico, y que ya podíamos dejar de pensar en ladrones casuales y atacantes anónimos. Habíamos encontrado la materia mínima suficiente para buscar un porqué. --Las esposas no van hincando las uñas en la espalda de sus maridos cualquier noche de sábado, Fermín. Este tipo de pasiones sólo se producen en el adulterio. --Sobre eso no puedo opinar. Mientras mi esposa vivió siempre le fui completamente fiel. Me pareció de mal gusto preguntarle cuántas veces su esposa le había estropeado la piel en refriegas eróticas, así que me limité a decir: --Entonces tendrá que fiarse de mi experiencia.
Este libro no está disponible por el momento.
300 páginas impresas
¿Ya lo leíste? ¿Qué te pareció?
👍👎

Citas

  • Alejandra Espinocompartió una citahace 2 años
    Nunca podría haber imaginado que en Barcelona existieran tantas monjas. Los hábitos variopintos que llevaban ya no tenían nada que ver con las arquetípicas tocas voladoras que les daban un aire entre infantil y divino. Los atuendos actuales eran horribles: vestidos grises, marrones o beige que llegaban a media pierna, un trozo de tela sin forma en la cabeza y zapatones masculinos baratos. Cualquier relación con la mística quedaba descartada. Ni siquiera tenían el aire sobrio y recio que las habría identificado como militantes de Dios. Eran vulgares.

    Acudieron a millares a la misa del papa. Iban en grupitos excitados y gritones, contentas porque se disponían a presenciar la actuación de su ídolo.

    El resto de la gente no me pareció mucho más atractiva. Parecían salidos de una peña excursionista.
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)