Libros
Miguel Albero

Godot sigue sin venir

Albero, que, además de la novela y la poesía, ya se había ocupado del género ensayístico para aproximarse con acierto a los libros y al tema del fracaso, se ocupa en Godot sigue sin venir de uno de los motivos que, pese a su presencia abrumadora, peor conocemos: la espera, «el material del que está hecha la vida, la nuestra, la de todos y cada uno de nosotros». Como reza el subtítulo, se trata de un Vademécum de la espera, porque su objetivo es que aquí el lector encuentre respuestas a las distintas preguntas que genera la espera, que pueda consultarlo.
Un fascinante ensayo que, apoyándose tanto en la literatura como en el resto de las artes, esboza una tipología de la espera, para más adelante utilizarla como elemento de navegación, e ir así cubriendo todos sus flancos, uno a uno, incluyendo alguna teoría sobre ella, ciertas premisas imprescindibles e, incluso, alguna recomendación para evitarla y también para combatirla.

Godot sigue sin venir. Vademécum de la espera, escrito con un estilo irónico y ágil, tal como destacó el jurado, le valió a Miguel Albero el VII Premio Málaga de Ensayo con un libro que nos invita a «que, parafraseando el título de un libro de Raymond Carver, aclaremos de qué hablamos cuando hablamos de espera».
327 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2016
Año de publicación
2016
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Citas

  • deidriannynazareth7compartió una citahace 2 meses
    Formaron parte del jurado Javier Gomá, Estrella de Diego, Espido Freire, Juan Casamayor (editor de Páginas de Espuma), Alfredo Taján (director del Instituto Municipal del Libro), y, con voz pero sin voto, Manuel González (Secretario del Jurado).
  • Emmanuelcompartió una citael año pasado
    Y eso que la espera es el mejor momento para pensar, es de hecho instalados en la espera cuando pensamos, cuando disponemos de ese tiempo del que carecemos el resto del día, es en la consulta del doctor Cifuentes cuando reflexionamos sobre nuestra pareja, es esperando en el aeropuerto a la bella Dorita cuando le dedicamos un pensamiento a nuestro futuro. Pensamos cuando esperamos, pero nunca pensamos en la espera, como si su presencia fuera tan abrumadora que nos impidiera verla, nos cegara, como si su pegajosa adherencia a nuestra vida nos permitiera llevar la imaginación a cualquier ámbito menos a cuanto nos abrasa, a aquello que tenemos invasor delante mismo de nuestras tristes narices.
  • Emmanuelcompartió una citael año pasado
    Y sin embargo, pese a esa presencia abrumadora, nada sabemos de la espera, la sufrimos pacientes, no olvidemos que paciente viene de patere, verbo que describe un sufrir pasivo, la vivimos, vivimos en la espera sin saber muy bien qué es, sin estar preparados para ella, sin haberla estudiado como es debido. No hay nada más presente en nuestra vida, pero nunca nos hemos dedicado a analizarla, a escudriñarla, a entender sus matices, a dibujar sus perfiles, para comprenderla mejor, para apropiarnos de ella. La combatimos, a veces de forma consciente –jugamos a las cartas en el tren esperando la estación de destino– a veces sin darnos cuenta –en la parada de autobús, miramos distraídos a un señor mayor que pasa– pero sin detenernos a pensar en ella.

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