Que los humanos y los gusanos tengan aproximadamente el mismo número de genes —alrededor de veinte mil— y, sin embargo, solo uno de estos dos organismos sea capaz de pintar el techo de la capilla Sixtina, indica que el número de genes es poco relevante para la complejidad fisiológica del organismo. «No es lo que uno tiene —como una vez me dijo un profesor de samba brasileña—, es lo que uno hace con lo que tiene.»