En realidad se reduce a las ganas que tenga de ponerle los nervios de punta a Emerson Grant ese día; es decir, está jodidamente claro que no es mi mayor fan. Él y yo somos demasiado diferentes. Él es un fanático del control, al que no le gusta compartir, y yo soy... bueno, todo lo contrario. Ahora, si me atrevo a respirar en la dirección de su novia, me arriesgo a perder mi contrato con la empresa. Y posiblemente mi cabeza.