Mistress Aouida se había retirado a un cuarto de la estación, y allí sola aguardó, pensando en Phileas Fogg, en su sencilla y graciosa generosidad y en su sereno valor. Mister Fogg había sacrificado su fortuna, y ahora 'uaaba su vida, todo sin vacilación, por deber y sin alarde. Phileas era un héroe ante ella.