Asuntos Internos

durante la noche el efecto refractario que hacía que se congelaran de frío. Recién despúes de todo esto podían considerarse ungidos. Cuando veo esta historia no puedo evitar pensar que en algún punto hemos subestimado el llamado a servir a Dios. La palabra «unción» se ha malutilizado a tal punto que «el más ungido» es quien tiene la página web más visitada, el evento con más artistas, la iglesia más grande, el que tiene más programas de televisión, o el más excéntrico a la hora de predicar.

¿Estamos dispuestos a ver morir nuestros sueños personales en pos de que Dios nos use en lo que él crea conveniente? ¿Estamos listos para sacrificar nuestros propios anhelos y esperanzas? El Apóstol hizo un balance de su vida personal y llegó a la conclusión de que no valía un solo centavo, y de que su única meta era cumplir la misión encomendada:

«Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios». (Hechos 20:24)

No quiero llegar a viejo queriendo remediar como abuelo lo que no hice como padre. ¿De qué me vale ganarme el aplauso de un estadio si tengo el desprecio de mis hijos? Ese es un trueque que no estoy dispuesto a hacer.

«El activismo vulnera aun más nuestra ya vulnerable humanidad y nos lleva a lidiar con la vanidad. Si una mente desocupada es el taller de satanás, una mente extenuada constituye la usina del demonio»

Es esclarecedor ver nuestra función desde esta perspectiva, porque somos los líderes los que tenemos la responsabilidad de guiar a las ovejas, y no las ovejas de seguirnos.

Todos los que ejercemos cierto grado de liderazgo tenemos la enorme responsabilidad de ver como administramos esa influencia que el Señor nos permite tener sobre determinadas personas. No es la gente la que tiene que aprender a ubicarse en su rol de ovejas, sino nosotros los que tenemos que comprender hasta donde llega nuestro rol de pastor.

El apóstol es alguien enviado con un mensaje, es alguien que establece una iglesia, que ejerce autoridad y que cumple el ministerio de restauración de pastores e iglesias. Alguien dijo una vez que una buena manera de definir el don apostólico es: «La capacidad espiritual sobre creyentes e iglesias, que reconocen dicha autoridad de manera voluntaria».

Por eso, no son los sentimientos (o «el corazón») lo que debe dar dirección a nuestras acciones. Son los principios de Dios los que deben marcarnos el paso.

El caso es que solo puedo ser responsable de mi propia conducta. No puedo ser responsable de las motivaciones, intenciones y formas de actuar de otros compañeros de ministerio. Tengo que asegurarme de que yo estoy actuando como el Señor de la mies espera.

El caso es que solo puedo ser responsable de mi propia conducta. No puedo ser responsable de las motivaciones, intenciones y formas de actuar de otros compañeros de ministerio. Tengo que asegurarme de que yo estoy actuando como el Señor de la mies espera.

Aunque otros lo olviden, nosotros tenemos que recordar que es por gracia que estamos donde estamos.