La experiencia formativa

esa agenda que hace tiempo dejaste de usar, cuando te diste por vencido porque esta es una ciudad ya escrita

Te callas hasta que tu silencio te vuelva invisible

Casi todos argentinos, porque en NYU la argentinidad es alta y también es mucha la gente que se persigna al hablar de Sarlo, que tratan a Aira como una pulga de circo vanguardista, que diseccionan a la Lispector como si fuera un escarabajo que no puede pararse por culpa de su caparazón existencial.

Era perfecto: podía escribir desde mi casa, seguir fumando y en mis tiempos libres continuar con mi búsqueda personal que, a esas alturas, más bien parecía una excusa para quedarme encerrado, seguir fumando y no pensar en nada

Durante esas caminatas me preguntaba qué hacer con ese tiempo invertido en esa ficción densa llamada academia y no en el mundo real. Por supuesto, mis caminatas eran tan circulares como mis conclusiones.

salir de la depresión. Mientras trotaba me pregunté por qué años atrás, encerrado en Queens, llegué a empantanarme tanto en mí. A veces sucede: se piensa en la persona que uno fue en otro tiempo, y hasta busca comprenderla, pero lo único que la memoria saca a relucir es la silueta de un extraño

área vocacionalmente conflictiva para cualquier escritor latinoamericano inserto en la academia; la comodidad americana versus

Como dijo uno de los profesores, creo que el Rabioso, así es la literatura: un diálogo generacional. Los padres jamás deberían leer lo que sus hijos escriben. Pese a eso, le tengo que decir que igual la prefiero, mamá. La prefiero a usted antes que a esta academia que en estos meses la reemplazó

Llegué a mi pieza y preparé una sopa de tomate para subirme el ánimo, pero lloré. Lloré en la sopa e igual me la tomé. Y las lágrimas la hicieron más salada. Estaba rica

Pero no hay nada más asfixiante que a uno lo obliguen a ser una versión mejorada de sus padres