Nunca fui Primera Dama

Conté los años que me faltaban para decirlo todo, todo, todo. ¿Habría tiempo, al menos, para terminar este proyecto?

Mato mariposas en mi estómago, las asesino para convertirme en una mujer de mundo, mientras él ignora otra cosa que no sea escuchar música, conducir y hacer su obra.

«no vuelvas a los lugares donde una vez fuiste feliz».

No sé si aún puedo flotar, es peligroso acercarme al agua, a veces quisiera hundirme, peso demasiado para estar arriba, quiero anclar, ya no aguanto más.

Así de ajena fue la vida con mi madre

No puedo dormir. Suena el teléfono, un teléfono sonando en la madrugada, el peor ruido del mundo.

Me siento culpable incluso cuando no lo soy.

No hay respuestas, no siempre hay respuestas coherentes para las cosas más simples.

No hay mucho mérito donde también hay mucho azar.

Ni un libro escondido más, ni una palabra silenciada más. Ese es mi mayor deseo como ciudadana.