Libros
José Eustasio Rivera

La vorágine

  • Marco Antonio Figueroa Torrescompartió una citahace 8 años
    alguna vez piensen en mi fracaso y se pregunten por qué no fui lo que pude haber sido, sepan que el destino implacable me desarraigó de la prosperidad incipiente y me lanzó a las pampas, para que ambulara, vagabundo, como los vientos, y me extinguiera como ellos sin dejar más que ruido y desolación.
    (Fragment
  • Daniela Ospinacompartió una citahace 6 años
    «La indiecita Mapiripana es la sacerdotisa de los silencios, la celadora de manantiales y lagunas. Vive en el riñón de las selvas, exprimiendo las nubecillas, encauzando las filtraciones, buscando perlas de agua en la felpa de los barrancos, para formar nuevas vertientes que den su tesoro claro a los grandes ríos. Gracias a ella, tienen tributarios el Orinoco y el Amazonas.
  • kim claudiacompartió una citahace 3 años
    había que retroceder en la vida ante ningún conflicto, pues solo afrontándolos de cerca se ve si tienen remedio.
  • Liilii Olivarescompartió una citahace 3 años
    La vorágine (1924) es una novela naturalista que relata la aventura de Arturo Cova, quien en una huida alucinante se interna en Los Llanos orientales, extensa región de ríos caudalosos, donde pierde a Alicia, su amante. El afán de recuperar a Alicia lo llevará a la Amazonia colombiana donde Arturo conocerá la esclavitud de los trabajadores del caucho. Los protagonistas de esta novela son la selva, sus rituales y la lucha por la supervivencia.
  • Daniela Ospinacompartió una citahace 6 años
    Estaban nerviosos, tenían el presentimiento de la catástrofe. La menor palabra les haría estallar el pánico, la locura, la cólera. Todos se esforzaban por resistir. ¡Adelante!
  • Daniela Ospinacompartió una citahace 6 años
    ¡El sol no sale para los tristes!
  • Daniela Ospinacompartió una citahace 6 años
    Viendo perdida toda esperanza de salvación, regresó a la cueva, guiado por los foquillos de la lechuza, y al llegar vio que la indiecita le sonreía en su columpio de enredaderas florecidas. Postróse para pedirle que lo defendiera de su progenie, y cayó sin sentido al escuchar esta cruel amonestación: “¿Quién puede librar al hombre de sus propios remordimientos?”.
  • Carlos Julian Peña Tascocompartió una citahace 22 días
    De todo nuestro pretérito solo quedaría perdurable la huella de los pesares, porque el alma es como el tronco del árbol, que no guarda memoria de las floraciones pasadas sino de las heridas que le abrieron en la corteza
  • Carlos Julian Peña Tascocompartió una citahace 22 días
    —Sí, porque ya otra noche se nos apareció, con una linternita en la mano, por la oriya de la sabana, caminando sin pisar el suelo.

    —¿Y por qué no le preguntaron, de parte de Dios, qué quería?
  • Carlos Julian Peña Tascocompartió una citahace 23 días
    Respecto de Alicia, el más grave problema lo llevo yo, que sin estar enamorado vivo como si lo estuviera
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