Los escritores, tanto los hombres como las mujeres, han de ser egoístas para tener tiempo de escribir, pero las mujeres no están entrenadas para ser egoístas… comenta Margaret Atwood en estas páginas, y si ella lo dice debe de ser cierto, porque la autora lleva más de treinta años dedicada a la escritura, y las piezas reunidas en «La maldición de Eva» son una buena muestra de lo que se cuece en su mente cuando se enfrenta a la página en blanco. Empezando el primero de estos textos, que aborda el rol de la mujer como escritora, como lectora y como protagonista de una novela, pasando por las reflexiones de Atwood acerca del trabajo de Virginia Woolf y de George Orwell, y acabando con la magnífica «Carta a América», que la autora escribió a raíz de la invasión de Irak, estos breves ensayos hablan de literatura, pero consiguen atar el oficio de escribir al oficio de vivir. Sólo así se explica que tengamos entre manos un libro vital, cargado de anécdotas, donde el sentido común y el humor de esta gran mujer tienen tanto valor como su talento de narradora.