La hija olvidada

ahora es lo que importa, el plato de comida que tenemos que poner sobre la mesa para sobrevivir. Si mañana el destino nos lleva a otra parte, bienvenido sea, niña mía. Ni tú ni yo somos Dios para cambiar lo que se avecine. Así que es mejor que no esperes nada, deja que todo llegue en su momento.

No podemos pasarnos la vida soñando. Y si no podemos evitarlo, debemos recordar que los sueños son solo eso, sueños, nada más —

seguirá siendo la misma

No esperen una revelación, ni nada extraordinario. La vida

Mama, verlass mich nicht», y se desvaneció. El padre Marcel la tomó en brazos y Claire le puso la mano

olvidaba la suya, o más bien la colocaba en un lugar donde no pudiera lastimarla.

Al final, era siempre la otra, la que no pertenecía a ninguna parte, la que había llegado a ocupar un espacio ajeno, la que debía vivir en la oscuridad.

Todos los viernes enciende dos velas, cierra los ojos y piensa en nosotras. Estamos contigo.

Recuerda, primero son rápidos, pero cuando empiezas a enumerarlos descubrirás el silencio entre latido y latido. El miedo se aleja en la medida en que el espacio crece entre uno y otro

Ya no tengo fuerzas contra el olvido.