La paz interior comienza cuando dejamos de decir, a propósito de las cosas, «lo he perdido», y en su lugar decimos «ha regresado al lugar de donde vino». ¿Ha muerto tu hijo? Él o ella ha regresado al lugar de donde vino. ¿Tu marido o tu esposa han muerto? Él o ella ha regresado al lugar de donde vino. ¿Te han arrebatado posesiones y propiedades? Éstas también han regresado al lugar del que vinieron.