Perry, reclinado aún bajo el parasol azul, había observado la escena e intuido inmediatamente los propósitos de Dick, despreciándolo por aquel acto, ya que «no sentía respeto alguno por las personas incapaces de controlar sus tendencias sexuales», especialmente cuando la falta de control atañe lo que él llamaba «perversión», «molestar a críos», «asuntos de maricas», violación. Y creía que Dick conocía de sobra sus puntos de vista. Es más, ¿no habían llegado casi a las manos cuando, muy recientemente, él impidió que Dick violara a una aterrada muchacha? P