Libros
Eduard Limónov

El hombre sin amor

  • Fernandocompartió una citahace 2 años
    Fucking life! Fucking life! —grité. Y di un puñetazo al aire. No sabría decir qué quería expresar con aquel grito. ¿El absurdo de la vida, que se dirige imparable hacia la muerte? ¿La insensatez que me había arrebatado a mis seres queridos?
  • Fernandocompartió una citahace 2 años
    L’Express había publicado una reseña de mi libro! Era extensa. Para hacerme una idea de si era favorable o desfavorable, me armé de dos diccionarios
  • Fernandocompartió una citahace 2 años
    Habiendo publicado tres libros, uno puede seguir siendo el rufián, el ladrón y el asesino que era antes de haberlos publicado, pero empieza a despertar en los demás un misterioso entusiasmo
  • Fernandocompartió una citahace 2 años
    La tragedia de mi vejez consiste en la falta de concordancia entre mis deseos y mis posibilidades.
  • Fernandocompartió una citahace 2 años
    Habían conseguido embaucarme con aquel ejercicio barato de adulación, un embeleco tosco y obvio, pero bien orquestado.
  • Fernandocompartió una citahace 2 años
    Tenía la sensación de haberles tomado el pelo a todos y la seguridad de no ser en justicia un escritor, sino un farsante.
  • Fernandocompartió una citahace 2 años
    como el delincuente de poca monta que acaba de ejecutar un golpe maestro
  • Fernandocompartió una citahace 2 años
    con seis extremidades: un par de piernas, un par de brazos y un par de muletas
  • Ana Vallecompartió una citahace 3 años
    Porque fueron seis exactamente las noches de 1981 que necesité para acabar con los remilgos de aquella luterana. La séptima noche me introduje en su dormitorio. Seis noches hube de emplear en conquistar la fortaleza que tenía entre las piernas aquella honesta mujer, queridos lectores. No sabría decir si es poco o mucho.
  • Ana Vallecompartió una citahace 3 años
    Los humanos, en tanto que seres vivos, solo disfrutamos de posesiones precarias. En ocasiones, únicamente su duración puede diferenciar dos relaciones o dos encuentros. Hay caras que nos acompañan a lo largo de toda la vida y otras que brillan un solo instante; una noche, una semana, un año. Caras que tememos dejar escapar y otras de las que nos desembarazamos con alivio. En cualquier caso, siempre que la analizo retrospectivamente, me veo obligado a concluir que la vida es un pésimo negocio.
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