Conclusión: Dios juega a los dados y, a veces, obtiene
malas jugadas.
Y es que hay veces que el destino nos depara sorpresas que resultan difíciles
de catalogar, como la increíble historia de Sonny Graham, que recibió un corazón
de otro, víctima de un suicidio, y se quitó la vida de la misma manera.
Sucedió en 1995, cuando Graham estaba al borde de la muerte a causa de
una insuficiencia cardíaca congestiva. Le quedaban seis meses de vida cuando
recibió una llamada de la Universidad de Medicina de Carolina del Sur,
anunciándole que el corazón de un joven de treinta y tres años de edad estaba
disponible para él. El trasplante fue un éxito.
Tras recuperarse de la operación, conoció por internet a Cheryl Johnson, una
joven madre con cuatro hijos con la que empezó una larga relación epistolar que
culminaría en boda, unos meses después. Ambos se trasladaron a vivir a Vidalia
(Georgia, EE. UU.).
Pues bien, resultó que Cheryl era la viuda del donante. Terry Cottle —así se
llamaba éste— se había suicidado pegándose un tiro. Primera coincidencia. La
segunda, aún más impactante, es que doce años después del trasplante, Graham
fue hallado muerto en el garaje de su casa. Se había pegado un tiro en la garganta,
con sesenta y nueve años de edad y sin que presentara síntomas de depresión ni
nada parecido. Cheryl se enamoró del mismo corazón dos veces y en ambas la dejó
viuda, suicidándose…