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Jamaica Kincaid

Annie John

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  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    A las tres semanas me cansé de ellas y fueron a parar a un cajón, junto con otros objetos sin los cuales, en uno u otro momento, no había podido vivir.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    Mirando de soslayo hacia un lado, veía a mi madre. Mirando de soslayo hacia el otro, veía su sombra en la pared, arrojada por la luz de la lámpara. Era una sombra grande y sólida, y era tan igual a mi madre que me asusté. Pues no sabía con certidumbre si durante el resto de mi vida sería capaz de discernir cuándo era de veras mi madre y cuándo era en realidad su sombra, la que se interponía entre yo y el resto del mundo.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    Mientras mis pies golpeaban el baúl, se me partió el corazón y me puse a llorar desconsoladamente. En aquel momento extrañaba a mi madre más de lo que jamás habría creído posible, y no anhelaba sino vivir sola con ella en algún lugar apacible y hermoso; pero también en aquel momento deseaba verla muerta, totalmente mustia y tendida en un féretro a mis pies.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    La misma persona a quien siempre había conocido. Todo estaba en su sitio. Pero al mismo tiempo algo terrible había sucedido, y yo no me daba cuenta de qué.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    Después de leer la parte que hablaba de las dificultades de Pa Chess con sus piernas, se volvió hacia mi padre y dijo: «Así que el gran hombre ya no puede levantarse e irse cuando le da la gana». Y se rió, agregando: «¡Cómo me gustaría verle la cara ahora!». La siguiente vez que vi la figura de Colón sentado allí, encadenado, escribí debajo: «El gran hombre ya no puede levantarse e irse cuando le da la gana».
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    Quizás había conservado en la mente una frase de mi madre: «Me alegro mucho de que no seas una de esas niñas a quienes les gusta jugar a las canicas»; y quizá debido a que tenía que hacer exactamente lo contrario de cualquier cosa que ella deseara de mí, ahora jugaba sin parar a las canicas, con una dedicación que nunca había puesto en nada.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    ¡cómo ansiaba que todo aquello se borrase, para que súbitamente nos encontráramos en una atmósfera diferente, sin ningún futuro lleno de exigencias ridículas y sin necesidad de otro sustento que nuestro mutuo amor, sin obstáculos opuestos a nuestros deseos que, desde luego, eran deseos simples: nada, nada más que permanecer para siempre sentadas sobre aquellas lápidas! Pero eso jamás sería posible, como vino a demostrar en seguida la campanilla del colegio.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    Cuando llegué a casa, mi madre vino hacia mí con los brazos extendidos y la preocupación pintada en el semblante. La boca se me llenó de un sabor amargo, pues no comprendía cómo ella podía continuar siendo tan bella a pesar de que yo ya no la quería.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    Nunca titubeaba acerca de una decisión, resolviendo siempre en el acto las cuestiones que se me presentaban. A veces, viéndome a mí misma en una niña frágil, la defendía; otras, por verme a mí misma en una niña frágil, me mostraba despiadada y cruel.
  • Beth Luriiacompartió una citahace 3 años
    Durante el paseo, mi padre intentó cogerme de la mano, pero yo me aparté, haciéndolo de modo que se diera cuenta de que ahora me consideraba demasiado crecida para eso.
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