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Patti Smith

Éramos Unos Niños

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Sucedió en el mes de julio de 1967 y eran unos niños, pero a partir de entonces Patti Smith y Robert Mapplethorpe sellaron una amistad que solo acabaría con la muerte del gran fotógrafo, en 1989. De eso habla este espléndido libro de memorias, de la vida en común de dos artistas, los dos entusiastas y apasionados, que cruzaron a grandes pasos la periferia de Nueva York para llegar hasta el centro neurálgico del nuevo arte. Fue así como acabaron instalándose en el hotel Chelsea y se convirtieron en los protagonistas de un mundo hoy ya perdido donde reinaban Allen Ginsberg, Andy Warhol y sus chicos, y se creaban las grandes bandas de música que marcaron los años finales del siglo XX, mientras el sida hacía estragos. Lejos de ser un libro triste y nostálgico, Eramos unos niños es un homenaje a la amistad sin trabas, y sus páginas cargadas de vitalidad y humor nos devuelven el sabor de esa gran ciudad donde hubo un tiempo en que casi todo era posible.
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326 páginas impresas
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Opiniones

  • Irlanda Sánchez Juárezcompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho
    🎯Justo en el blanco
    💞Romántico
    🚀Adictivo
    😄Divertido
    🐼Adorable
    💧Prepárate para llorar

    Realmente encantador. Vibrante.

  • Gabriela Riveracompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó
    💞Romántico
    🚀Adictivo

    Patti no solo es una gran artista, una gran mujer y una excelente escritora. Me enseñó tantas cosas con su vida 💛 De mis libros favoritos 💕

  • Ana Saenzcompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho
    🎯Justo en el blanco
    🚀Adictivo

    Realmente muy buena autobiografía de la relación entre Patti Smith y Robert

Citas

  • Rafael Ramoscompartió una citahace 10 meses
    El río desembocaba en una vasta laguna y en su superficie presencié un milagro singular. Un largo cuello curvo se alzó de un vestido de plumas blancas.
    «Cisne», dijo mi madre, percibiendo mi emoción. El ave golpeteó el agua resplandeciente con sus grandes alas y alzó el vuelo.
    La palabra en sí apenas dio fe de su grandeza ni transmitió la emoción que me produjo. Su imagen me generó un deseo para el que no tenía palabras, un deseo de hablar del cisne, de decir algo acerca de su blancura, la naturaleza explosiva de su movimiento y la lentitud con que había batido las alas.
    El cisne se fundió con el cielo. Me esforcé por hallar palabras que expresaran mi noción de él. «Cisne», repetí, no enteramente satisfecha, y sentí un cosquilleo, un anhelo curioso, imperceptible para los transeúntes, mi madre, los árboles o las nubes.
  • Irlanda Sánchez Juárezcompartió una citahace 3 años
    Cuando se me cayó una bandeja de ternera a la parmesana sobre el traje de tweed de un cliente a las tres horas de haberme incorporado, me exoneraron de mis obligaciones. Sabiendo que jamás lograría ser camarera, dejé el uniforme (solo ligeramente manchado) con los zapatos a juego en unos aseos públicos. Me los había regalado mi madre, uniforme blanco y zapatos blancos: en ellos había depositado sus esperanzas de bienestar para mí. Ahora eran como lirios marchitos, abandonados en un lavabo blanco.
  • Rafael Ramoscompartió una citahace 10 meses
    En aquel instante, Tosca comenzó la magnífica aria «Vissi d'arte». «He vivido para el amor, he vivido para el arte.» Cerré los ojos y entrelacé las manos. La Providencia había dictado cómo sería mi despedida

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