La vida, una serie de sufrimientos cada vez mayores, volaba más y más deprisa hacia su fin, hacia el sufrimiento más espantoso. «Estoy volando…» Se estremecía, se agitaba, trataba de oponerse, pero sabía que ninguna resistencia era posible, y otra vez, con ojos cansados ya de tanto mirar, aunque era incapaz de apartar la vista de lo que tenía delante, contemplaba el respaldo del sofá y esperaba esa caída