Platon

Protágoras

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Protágoras (???ta???a?) es uno de los diálogos de juventud de Platón, en los que interviene activamente su maestro Sócrates. El tema es la naturaleza de la virtud. Sócrates dialoga con un amigo, cuyo nombre no aparece. Éste, conocedor de su afición por Alcibíades, le pregunta por él. La respuesta es que se acababan de ver, pero que apenas pudo prestarle atención, porque había conocido a un extranjero más hermoso. Asombrado de la respuesta, el amigo pide más detalles. Sócrates le explica que la sabiduría es superior a la belleza, y en este caso, su nuevo conocido, Protágoras, supera al bello Alcibíades. A continuación le cuenta cómo lo conoció. Sócrates es despertado por su amigo Hipócrates que, muy excitado, le dice que acaba de llegar a la ciudad el famoso sofista Protágoras, y le conmina a dirigirse inmediatamente a la casa en que se aloja para disfrutar de  sus enseñanzas. Sócrates le previene contra la habilidad de los sofistas, que considera peligrosa para el alma, aconsejándole prudencia. Ambos acuden a la residencia donde se aloja Protágoras, que se encuentra rodeado de varios filósofos y estudiantes. A partir de este momento, el diálogo transcurre entre Sócrates y Protágoras, con intervenciones puntuales de otros contertulios. Sócrates, al contrario que Protágoras, no cree que la virtud se pueda enseñar y ambos se enzarzan en una discusión con numerosas preguntas, réplicas y contrarréplicas, en la que los demás personajes hacen de público y de jueces. Sócrates reprocha a Protágoras que elude sus preguntas con respuestas demasiado largas, para desviar la atención. Finalmente, declaran la cuestión como demasiado compleja, declarándose mutua admiración y respeto.
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97 páginas impresas
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Citas

  • Esteban Peghinicompartió una citahace 4 años
    Sócrates, valiéndose de razones que reproducen en el fondo ciertos pasajes del Laques, responde, que el valor, desprovisto de prudencia o más bien de ciencia, no es el verdadero valor. El fondo del verdadero valor es la ciencia de las cosas que son de temer y de las que no lo son. De aquí se sigue, puesto que todas las virtudes forman una sola, que Sócrates parece contradecirse, convirtiendo la ciencia en condición de la virtud. Si es una ciencia, se la puede enseñar, lo cual es una contradicción patente con la conclusión que precede.
  • Esteban Peghinicompartió una citahace 4 años
    Esta argumentación que parece no tener réplica, no convenció, sin embargo, al sofista, que quiso sostenerse haciendo esta última objeción: que el valor es necesariamente una virtud distinta de todas las demás, puesto que es dado al más injusto y al más depravado de los hombres
  • Esteban Peghinicompartió una citahace 4 años
    Sostener que se compone de partes absolutamente distintas, es confesar, por lo pronto, que cada una de estas partes nada tiene en sí de la esencia de la otra, de suerte que la justicia excluiría al valor, y la santidad a la justicia. De aquí esta consecuencia absurda: que la justicia no puede ser valiente, ni la santidad justa. En segundo lugar, si las partes de la virtud se oponen las unas a las otras, una misma cosa podría tener muchas contrarias, lo que implica contradicción.

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