Libros
Greil Marcus

Rastros de carmín

Una visión amplia, interdisciplinaria y divertida de la lectura, a cargo del autor del exitosísimo La cocina de la escritura.
Rastros de carmín es un libro apasionante acerca de movimientos culturales y artísticos que en apariencia apenas dejan huella, de corrientes e ideologías que no suelen aparecer en los manuales escolares, pero que de repente brotan como un estallido de violencia, como una negación del presente y del pasado, como la exigencia de un cambio radical y definitivo.
El autor traza una provocativa historia alternativa a partir del nacimiento del punk. «¡Yo soy un Anticristo!»: ¿de dónde procedía el aullido de Johnny Rotten, el líder de los Sex Pistols? Para Marcus, el punk no fue tanto un fenómeno musical como un movimiento social, una corriente de pensamiento espontáneo y maximalista, que atacó las mismas raíces de la sociedad que le había dado origen. El nihilismo, la falta absoluta de profesionalidad, las burlas más atroces, el feísmo como estética, constituían la perfecta contrapartida de una sociedad basada en la hipocresía, la competitividad y el clasismo más descarado. Pero el punk no salió de la nada: su origen se remonta hasta los anarquistas místico-lujuriosos y los heréticos milenaristas de la Europa medieval, hasta todos aquellos que han creído que todo podría ser diferente y han imaginado una sociedad futura que hiciera tabla rasa del pasado. Un hilo secreto lo conduce al dadaísmo, surgido en el Cabaret Voltaire de Zúrich en 1915, y a la Internacional Letrista y la Internacional Situacionista, dos pequeños grupos radicados en París en los años cincuenta y sesenta, impulsados por Guy Debord, autor de La sociedad del espectáculo, la crítica más lúcida y radical del capitalismo, e inspirador subterráneo de la revuelta estudiantil de Mayo del 68.
En esta edición corregida por el autor con motivo del treinta aniversario de su lanzamiento, Rastros de carmín vuelve a emerger como lo que ha sido siempre: un clásico de la crítica cultural contemporánea, un impresionante trabajo de investigación en el que, a partir de un enjambre de ensayos, manifiestos, guiones cinematográficos prácticamente desconocidos, canciones punk, collages, archivos fotográficos, poesías dadá y textos de Marx o Henri Lefebvre, Greil Marcus traza una enfebrecida historia cuyos rastros, como el carmín, el tiempo puede borrar de la piel pero no de la memoria.
771 páginas impresas
Publicación original
2023
Año de publicación
2023
Traductor
Damián Alou
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Citas

  • Zakarias Zafracompartió una citael año pasado
    la revolución comienza como un deseo de verdad, que es un deseo de justicia, que es un deseo de armonía, que es un deseo de belleza. No podemos vivir sin belleza, pero el arte ya es incapaz de proporcionarla. El arte es la mentira de que ya no estamos viviendo, y ese es el engaño, la falsa promesa de belleza, la compensación por la destrucción de la armonía y la verdad que evita que todos vivan. Como engaño, el arte debe suprimirse, y como promesa debe realizarse, y esta es la clave de la revolución. El arte debe ser reemplazado, y nosotros, que hemos suprimido el arte en nuestro espacio y en nuestro tiempo, podemos hacer que suceda. La nueva belleza solo puede ser la belleza de la situación, es decir, provisional y vivida..
  • Zakarias Zafracompartió una citael año pasado
    Caminando por las calles hasta que estuvieran demasiado bebidos para saber en qué esquina girar, intentaban llegar hasta el delirio a fin de emerger como un mensaje de seducción; así fue como en 1953, a los diecinueve años de edad, Ivan Chtcheglov escribió una «Fórmula para un nuevo urbanismo», y convocó a sus camaradas a fundar la primera ciudad: «la capital intelectual del mundo», una especie de Disneylandia surrealista, un parque de atracciones en el que la gente viviera, una ville de tendre con distritos y jardines que correspondieran «a todo el espectro de sentimientos que uno encuentra por casualidad en la vida cotidiana», reinos construidos de aventuras, confusión, utilidad, tragedia, historia, terror, felicidad, muerte; una ciudad en la que «la principal actividad de sus habitantes» fuese «la DÉRIVE CONTINUA», un vagar por un paisaje de «edificios cargados de poder de evocación, construcciones simbólicas que representan emociones, fuerzas y acontecimientos del pasado, el presente y el futuro. Cada día, a medida que desaparecen las chispas de la pasión, se hace más urgente una expansión racional de antiguos sistemas religiosos, de cuentos de hadas, y, por encima de todo, del psicoanálisis expresado arquitectónicamente», dijo Chtcheglov. Pero en la ciudad que él imaginaba «todo el mundo vivirá en su propia catedral. Habrá habitaciones más alucinógenas que cualquier droga, y casas donde será imposible no enamorarse»
  • Zakarias Zafracompartió una citael año pasado
    Sería participar de los mitos del hombre bendecido por el genio y la inspiración divina, prestar sus manos a un sistema de jerarquía individual y control social; con Dios muerto y el arte ocupando su lugar, sería mantener una ilusión religiosa, adecuadamente atrapada en la más mágica de las mercancías. Sería colocar el cielo dentro de un marco en lugar de señalarlo en el cielo como un sacerdote –¿cuál sería la diferencia?–

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