Max Lucado

Gran día cada día

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  • Doc Angelikita Glvncompartió una citahace 8 años
    Confías más. Te estresas menos. Amplificas la gratitud. Enmudeces la desazón.
  • acceptancecompartió una citahace 5 años
    La preocupación da sombras grandes a los problemas pequeños.
  • acceptancecompartió una citahace 5 años
    Pero Cristo ofrece una bazuca contra la preocupación. ¿Te acuerdas cómo nos enseñó a orar? «El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy» (Lucas 11.3).

    Esta simple frase revela el plan de provisión de Dios: Vivir un día a la vez
  • acceptancecompartió una citahace 5 años
    ¿La principal? Nos preocupan todos los detalles insignificantes.
  • Willson Barrientoscompartió una citahace 6 años
    Y qué de ti? ¿En qué te estás fijando? ¿En aquella fruta que no puedes comerte? ¿O en el millón que sí puedes disfrutar? ¿En el maná o en la miseria? ¿En el plan de Dios o en tus problemas? ¿En tus problemas como oportunidades o como perjuicios?

    Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4.8)

    Esto va más allá de una simple actitud optimista, es más que ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío. Más bien, es admitir que existen fuerzas favorables invisibles que rodean y dirigen los asuntos de la humanidad. Cuando vemos como Dios quiere que veamos, vemos la mano del cielo en medio de la enfermedad, vemos a Jesús obrando en la juventud atribulada y al Espíritu Santo consolando los corazones rotos. No vemos lo que se ve sino lo que está por verse. Vemos con fe no con la carne, y puesto que la fe engendra esperanza, estamos más llenos de esperanza que cualquiera. Porque sabemos que la vida es mucho más que las apariencias que captan nuestros ojos
  • Willson Barrientoscompartió una citahace 6 años
    No tienes que ir a Hanoi para afrontar a una existencia «gris y lerda como el plomo, sucia y repelente». ¿Sabes cuál es el tinte de un mundo sin color? En ese caso, haz lo mismo que Risner. Emprende la búsqueda. Arranca la malla de tu celda y saca la cabeza. Fija tu mirada en algún color afuera de tu celda.

    Lo que ves define quién eres. «La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?» (Mateo 6.22–23).
  • Willson Barrientoscompartió una citahace 6 años
    En los días finales de la vida terrenal de Jesús, Él compartió una comida con sus amigos Lázaro, Marta y María. En menos de una semana sentiría el suplicio del látigo romano, la punta de las espinas en su cabeza y el hierro del clavo en la mano del verdugo. Pero en aquella tarde, Él sintió el amor de tres amigos.

    No obstante, para María no fue suficiente cenar con Él. «Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume» (Juan 12.3).

    Los del grupo de la milla obligatoria como Judas, criticaron el acto como un gasto innecesario. Jesús no estaba de acuerdo. Él recibió ese gesto como una demostración de amor extravagante, el amor de una amiga de corazón que le rindió su regalo más preciado. Me pregunto si Jesús, colgado en la cruz, siguió percibiendo esa fragancia de amor en Su piel.

    Sigue el ejemplo de María.

    Hay un hombre anciano en tu comunidad que acaba de perder a su esposa. Una hora de tu tiempo significaría mucho para él.

    Algunos niños en tu ciudad no tienen papá. Ningún padre los lleva al cine o a partidos de béisbol. Quizá tú puedas. Ellos no pueden pagártelo, ni siquiera pueden comprar sus propias palomitas de maíz y refrescos, pero sonreirán de oreja a oreja en respuesta a tu generosidad.

    ¿Qué piensas de lo siguiente? A contados pasos de tu dormitorio hay una persona que tiene tu mismo apellido. Déjala atónita con una expresión de bondad. Algo insólito. Cumplir con tus oficios sin quejas. Tener el café listo antes que despierte. Una carta de amor sin que sea una ocasión especial. Perfume de nardo puro y de mucho precio, obsequiado sin una razón en particular.

    ¿Quieres arrancar un día a los tentáculos del aburrimiento? Realiza actos de generosidad extrema, actos que no se puedan remunerar.

    También te tengo otra idea. No te creas tanto.

    Moisés lo hizo. Siendo uno de los líderes más prominentes de la historia, «era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra» (Números 12.3).

    María también. Cuando Jesús declaró como hogar su vientre, ella no se jactó sino que confesó con sencillez: «He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra» (Lucas 1.38).

    Juan el Bautista hizo lo mismo. Aunque era pariente directo de Dios en la tierra, se mantuvo firme en su resolución: «Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe» (Juan 3.30).

    Por encima de todo, Jesús lo hizo: «Fue hecho un poco menor que los ángeles» (Hebreos 2.9).

    Jesús prefirió quedarse con los sirvientes. ¿No podremos hacer lo mismo?

    Somos importantes, mas no esenciales; valiosos, pero no indispensables. Tenemos un papel en la obra, pero no somos el acto principal. Tenemos una canción para entonar, pero no somos los solistas.

    Dios lo es.

    A Él le fue muy bien antes de nuestro nacimiento y le seguirá yendo bien después de nuestra muerte. Él lo empezó todo, lo sustenta todo y lo llevará todo a una culminación gloriosa. Mientras tanto, tenemos este privilegio supremo: Rendir nuestro Everest personal, descubrir la satisfacción de la distancia doble, realizar actos sin recompensa, buscar problemas que otros evitan, negarnos a nosotros mismos, tomar nuestras cruces y seguir a Cristo.
  • Willson Barrientoscompartió una citahace 6 años
    de Jesús: «Más bienaventurado es dar que recibir» (Hechos 20.35), y asienten con sus cabezas. Cuando oyen la instrucción, «El que halla su vida, la perderá» (Mateo 10.39), entienden que nunca se encontrarán a sí mismos si se dedican a rebuscar su propia existencia. Han descubierto la Verdad de que la ayuda a sí mismo no sirve y que el sacrificio propio es el Camino a la Vida: «Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará» (Lucas 9.24).

    La recompensa verdadera está en el marcador de carretera al final de la segunda milla.

    Piénsalo de este modo. Imagina que tienes doce años y te colocan frente a un montón de platos sucios. No quieres lavarlos. Preferirías jugar con tus amigos o ver televisión, pero la directiva de tu mamá fue muy clara: Lava los trastes.

    Te lamentas, lloriqueas y te preguntas cómo podrías estar disponible para una adopción. Luego, quién sabe de dónde, una idea loca llega a tu mente. ¿Qué tal si sorprendes a tu mamá dejando limpios no solamente los trastes, sino toda la cocina? Empiezas a sonreír. «Voy a barrer el piso y limpiar con un trapo los estantes. ¡De pronto organizo la nevera!» En ese momento, de alguna fuente desconocida, te llega un redoble de energía y una inyección de productividad. El oficio aburrido se convierte en una aventura emocionante. ¿Por qué? ¡Por tu liberación! Has dejado de ser esclavo para convertirte en voluntario.

    Este es el gozo de la segunda milla.

    ¿Ya lo hallaste? Tu día se mueve a la velocidad de una tortuga y con la emoción de un torneo de edredones. Haces lo que se espera de ti, los ejercicios de matemáticas y un capítulo para la clase de literatura, pero nada más. Eres confiable, hacendoso y lo más probable es que estés aburrido. Sueñas con la llegada del viernes, los días festivos, una familia o un trabajo diferentes, cuando quizá todo lo que necesitas es una actitud diferente. Dale una oportunidad a tu día.

    Todos los días, realiza un acto que nadie pueda recompensarte.
  • Willson Barrientoscompartió una citahace 6 años
    Este es el ingrediente más sorprendente de un día grandioso: Abnegación.

    ¿Acaso no pensamos que es todo lo contrario? Los días estupendos son resultado de la indulgencia de nuestros antojos, la libre expresión del ego y la celebración de nuestra identidad. ¿Pero negarnos a nosotros mismos? ¿Cuando fue la última vez que leíste un aviso publicitario que dijera: «No vaciles. Niégate a ti mismo ¡y la pasarás de maravilla!»?

    Jesús pudo haber escrito las palabras. Él va en contra de la cultura muchas veces, llamándonos a bajar en lugar de subir, a ir a la izquierda cuando la sociedad manda ir a la derecha.

    En Su economía,

    • los más pequeños son los más grandes (Lucas 9.48);

    • los últimos serán los primeros (Marcos 9.35);

    • los primeros lugares son los últimos lugares (Lucas 14.8–9).

    Él nos dice que

    • honremos a los demás por encima de nosotros mismos (Romanos 12.10);

    • estimemos a los demás como superiores a nosotros (Filipenses 2.3);
  • Willson Barrientoscompartió una citahace 6 años
    Cuando renuncias a sueños personales por el bien de otros, Cristo dice que te estás negando a ti mismo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame» (Mateo 16.24).
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