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Lorrie Moore

Quién se hará cargo del hospital de ranas

  • María José Evia H.compartió una citael año pasado
    No era de los que te dejan saber lo que piensan, pero te dejaba mirar cómo lo pensaba
  • Patriciacompartió una citahace 3 años
    Mi infancia no tuvo narrativa; todo era apenas una combinación de aire y falta de aire: esperar que la vida empezara, que el cuerpo creciera, que la mente se volviera temeraria. No había historias ni ideas, no todavía, no realmente
  • maría fernanda almadacompartió una citahace 3 años
    La gente sola, la gente atrapada, la gente de campo, todos miraban al cielo, yo lo sabía. De alguna manera ese cielo era la salida, pero era también el testigo constante, inmutable, del antes y después de nuestras decisiones –era testigo de todas las muertes que se llevaban a las personas a otros mundos–, así que la gente tenía una tendencia a hablarle.
  • Lizbeth Pcompartió una citahace 4 años
    –Mi hogar –dice. La idea del hogar: la estafa encantadora y la evasión; rendirse al anhelo y al descanso–. Hogar, hogar, hogar
  • Vivian Díazcompartió una citahace 4 años
    Yo, por mi parte, estoy comiendo para recordar.
  • Fabián Mamanícompartió una citahace 4 años
    Estoy esperando algo proustiano, toda esa infancia olvidada.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    Voy a esperar a Daniel, creo: dejarlo ir y hartarse, confundirse, correr por el bosque oscuro de sí mismo. ¡El amor es perenne como la hierba! Voy a esperarlo, mi corazón en epílogo, tejer y destejer, tal vez como siempre ha sido. Voy a esperar hasta que no pueda esperar más.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    Lloré por todos y por todo el amor raro, conseguido con esfuerzo, que uno despacha al mundo como si fuera una canción exitosa que entra en el espacio y se dispara a otra galaxia, ¡una canción tan preciosa que piensas que las palabras son verdaderas! Nunca se pudo contener una canción así, guardarla. Salía disparada, a toda velocidad, lejos del alcance del oído o de la imaginación o del alcance de lo que sea, como un cohete inventado en un sueño.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    Pero fue allí: lloré por Sils y por LaRoue, toda esa devoción y ese remordimiento, las estrellas derramando luz un millón de años después de muertas; lloré por los novios con los que ya no estaba, por los lugares y las personas que ya no conocía bien, por mis padres y mi abuela enferma y atascada en Florida, sus maneras rigurosas e inamovibles conjuradas solo en la memoria: una caja de joyas guardada en el botiquín en el ático de una casa en la luna; allí era donde se guardaban sus maneras inamovibles.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    Me topaba con personas ingeniosas, endurecidas, capaces, exitosas, dramáticas. Algunas vulnerables. Algunas inseguras. Pero no agradables, no agradables como Sils. Era agradable de la manera en que yo había imaginado durante mucho tiempo que seguía siendo yo, pero al verla otra vez –extrañamente tímida en mi presencia pero iluminada y sonriente, como nunca, su voz con tonos aniñados que yo ya no escuchaba– supe instantáneamente, completamente, que yo ya no lo era.
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