El yoga no pertenece a ningún culto, aunque encontró su mayor desarrollo dentro del hinduismo. Es un método muy variado y poliédrico, capaz de alcanzar a todos los elementos constitutivos del ser humano. Es un vehículo para la libertad interior y siempre ha puesto el acento en el desapego y el desasimiento. De igual manera, desde tiempos inmemoriales, el yoga ha considerado que la identificación con los procesos psicomentales es una esclavitud y una causa de alienación y de ahí que, a lo largo de su historia, nos haya facilitado métodos para controlar las ideas en la mente e incluso inhibirlas. Así, solo una mente quieta o vacua permite la revelación de lo más íntimo del Sí-mismo, que como un espejo refleja la esencia ontológica de la persona, más allá de ese gran embaucador y falsario que es el ego.