Libros
Anton Chéjov

Cuentos

«En Chéjov es más importante lo que sucede por debajo de la piel del cuento que la piel del cuento misma.» José María Guelbenzu, El País
«Lo más importante, y lo que más grata hace la lectura de estos cuentos, es que el escritor ruso consigue provocar en el lector sensaciones y emociones, pese a la amargura que invade su obra.» Solodelibros

Este volumen reúne sesenta cuentos de Chéjov cuidadosamente seleccionados y traducidos por Víctor Gallego con la intención de que el lector español disponga de una antología extensa y representativa de la narrativa breve del gran escritor ruso. Prescindiendo de las novelas cortas, ofrece una panorámica amplia y en muchas ocasiones inédita en nuestra lengua del cuento chejoviano, desde las implacables piezas humorísticas de sus primeros años hasta las complejas composiciones de su última época, en un arco cronológico que abarca de 1883 a 1902.
Nabokov definía al héroe chejoviano como «un hombre bueno incapaz de hacer el bien», que «combina la más profunda decencia de que es capaz el ser humano con una incapacidad casi ridícula para poner en práctica sus ideas y principios». Actos y decisiones que salvan una vida o una fortuna pero que acarrean sentimientos de desprecio por quien los lleva a cabo, cambios impredecibles e inexplicados que se producen en un tiempo relámpago pero que pueden determinar toda una vida, «un deseo indefinido» que al realizarse nunca alcanza la conciencia de satisfacción… Chéjov buscaba transmitir, reproducir la fluidez acaso sin rumbo de la vida, no sólo pintando estados de ánimo, sino siendo capaz de crearlos en el lector. Tal vez sea éste el secreto que desde el principio ambicionaron sus contemporáneos y luego sus seguidores, de Katharine Mansfield a Raymond Carver, y la razón de la vigencia de su estilo, aún hoy emulado.
871 páginas impresas
Publicación original
2012
Año de publicación
2012
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Opiniones

  • Martha Camargocompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    🎯Justo en el blanco

Citas

  • salvador emmanuel cabrera rodriguezcompartió una citahace 8 días
    un jardín muy tranquilo y muy oscuro, en cuyo silencio apenas se oyen sus sordos lamentos…
  • Ahora todo en dedanscompartió una citahace 3 años
    Tras él, con la cabeza gacha, iban la vieja perra Kashtanka y el perro Anguila, que debía ese nombre a su color negro y a su cuerpo largo como el de una comadreja. Ese Anguila era sumamente respetuoso y zalamero, y miraba con idéntica ternura tanto a propios como a extraños, aunque no inspiraba demasiada confianza. Bajo su actitud respetuosa y su humildad se escondía la mayor de las perfidias. Nadie mejor que él sabía acercarse con cautela y morder la pierna a alguien, entrar en la despensa o robarle una gallina a un mujik

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