Juan lleva solo desde que su mujer falleció de cáncer hace cinco años. Solo con su hijo desde entonces, el cual ahora apenas tiene 7 años, ha intentando mantenerse a flote como ha podido; centrándose en su crío y en su empresa. No obstante, comienza a darse cuenta de que Arturo, su hijo, cada vez más necesita a una figura materna, así que recurre a una medida de dudosa moralidad; comprar una madre para su hijo. Para ello, lo único que pudo hacer fue buscar a la madre perfecta: Susana. Susana era niñera. Aunque estudió Magisterio, encontrar trabajo le resultó tan difícil que tuvo que conformarse con un empleo no cualificado, como tantas otras personas. Al menos cuidar niños la mantenía cerca de su pasión. Era la candidata perfecta: estudios, presencia, actitud y todo lo necesario para ser la madre perfecta de Arturo. La primera semana transcurrió con cierta normalidad. En principio, Susana era solo la “guardiana” del pequeño. Pero poco a poco, Juan y Susana fueron conociéndose más, y más, y más, hasta que una noche, entre vino, los llevó a despertar juntos. Ahí fue cuando la cosa comenzó a liarse, hasta el punto en que Susana terminó con un anillo de prometida. Uno de verdad.
