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Libros
Virginia Woolf

Estar enfermo

En 1926, a petición de T. S. Eliot para su revista The New Criterion, Virginia Woolf escribió un pequeño ensayo donde lamentaba que «la enfermedad no haya ocupado su lugar, con el amor, las batallas y los celos, entre los principales temas de la literatura». Su propia experiencia la llevaba a valorar ese estado en que la improductividad nos opone al «ejército de los erguidos» y la sensibilidad a lo incomprensible y lo oscuro se impone a la inteligencia que normalmente «domina nuestros sentidos». Estar enfermo trata además con humor la literatura idónea para los tiempos de enfermedad, y es en sí mismo un texto agitado, volátil, literariamente muy original.
97 páginas impresas
Publicación original
2019
Año de publicación
2019
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Opiniones

  • Frigáneacompartió su opiniónhace 4 años
    👍Me gustó

    Ojo, siento que solo vale la pena sólo en su primera parte, la notas son para dormirse, por más que entiendes la relación que quisieron hacer entre uno y otro segmento.

  • Yasna Lozanocompartió su opiniónel mes pasado
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho
    🎯Justo en el blanco
    🚀Adictivo
    💧Prepárate para llorar

  • Dulce E Palacios Gregoriocompartió su opiniónhace 4 meses
    👍Me gustó
    💡He aprendido mucho

Citas

  • Dulce E Palacios Gregoriocompartió una citahace 4 meses
    as relaciones normales entre enfermos y sanos son mucho más fáciles y agradables que entre sanos y sanos.
  • Mario Torrescompartió una citahace 4 años
    La enfermedad tiene, o debería tener, buena parte del poder nivelador que tiene la muerte. Olvidamos, o en todo caso dejamos de pensar en ellos, los aspectos desfavorables de la personalidad cuando la muerte la ha reclamado como dueña, y en la enfermedad podemos permitirnos pasar por alto los detalles que en la salud dificultan las relaciones familiares.
  • Yasna Lozanocompartió una citael mes pasado
    l silencio y la calma que deben ser la base de la vida en la habitación del enfermo son especialmente necesarios cuando el paciente se pone histérico.
    No es fácil, ni siquiera con las mejores intenciones, mantener la calma con un paciente histérico, y en su esfuerzo por mantenerla muchas veces la enfermera afecta una seriedad o una alegría poco naturales, aumentando así los síntomas. No hay que hablar o mirar a la persona histérica. Lo que haya que hacer (darle sales, agua fría, sales aromáticas, etc.), debe hacerse lo más silenciosa y naturalmente posible. Las pocas palabras que sea necesario decir tienen que ser lo más escasas y corrientes posibles. No debe haber en ellas ni alegría ni reprobación.
    Si detecta en sí misma algún peligro de enojarse, la enfermera tiene que salir de la habitación inmediatamente. Un segundo después, una bocanada de sales estabilizará sus nervios

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