Es su deseo inundando nuestro vínculo, agravando el mío. Su desesperación. Su poder rozando el mío.
Necesito follarla, voltearla sobre el brazo de este trono y penetrarla, pero no puedo. Necesito sus marcas de uñas en la madera, necesito sus gritos llenando toda la puta casa, necesito que sepa que puedo ser para ella cualquier cosa y todo lo que necesita. Es el paraíso en mi boca. Impecable. Mía. Y ella está casi allí. Dioses, sí, sus piernas tiemblan, sus paredes se agitan alrededor de mi lengua. La amo tanto.