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Libros
Fiódor Dostoievski

Pobre gente

  • Anacarsis Ramoscompartió una citahace 6 años
    De ninguna manera, yo voy a escribir, y usted también lo hará... Ahora que empezaba a coger cierto estilo... ¡Ay, querida mía, qué más dará el estilo! Yo ya no sé ni lo que escribo, no lo sé en absoluto, no sé nada, y no lo releo, y no corrijo el estilo. Tan solo escribo por escribir, tan solo por escribirle a usted un poquito más...
  • Jovani González Hernándezcompartió una citahace 5 años
    ¿por qué a algunos, estando todavía en el seno materno, ya les sonríe la pícara fortuna, mientras otros vienen a este mundo de Dios en una inclusa?
  • Jovani González Hernándezcompartió una citahace 5 años
    ¡Ay, amigo mío! La desgracia es una enfermedad contagiosa. Los desgraciados, los pobres, tenemos que estar apartados los unos de los otros, para no agravar la infección.
  • Markony Escobarcompartió una citahace 3 años
    Los desgraciados, los pobres, tenemos que estar apartados los unos de los otros, para no agravar la infección.
  • Markony Escobarcompartió una citahace 3 años
    No pude dormir en toda la noche, por culpa de mi disgusto, de mi pena, de mi arrepentimiento. Suele decirse que el remordimiento sirve de desahogo, pero no es verdad.
  • Nancy Castrocompartió una citaayer
    a veces ocurre que vives sin saber que justo a tu lado tienes un libro en el que se expone toda tu vida con pelos y señales. Y aquello que antes no podías comprender, en cuanto empiezas a leer el libro, poco a poco vas recordándolo todo, desentrañándolo y entendiéndolo.
  • Nancy Castrocompartió una citaanteayer
    Los recuerdos, sean amargos o dichosos, siempre nos hacen sufrir.
  • Nancy Castrocompartió una citahace 3 días
    Y casi éramos felices…
  • Nancy Castrocompartió una citahace 3 días
    A menudo Pokrovski me dejaba libros; al principio, yo los leía para no dormirme; después los leí con más atención, y luego con avidez. Ante mí se abrió de pronto un mundo nuevo, totalmente ignoto y desconocido. Nuevos pensamientos y nuevas impresiones se precipitaban, formando un caudaloso torrente, sobre mi corazón. Y cuanta más emoción, más turbación, más esfuerzo me costaba asimilar aquellas nuevas sensaciones, más dulce era la sacudida que me producían. Se agolpaban en mi alma, sin dejarme siquiera respirar. Un caos indefinible empezaba a trastornar todo mi ser.
  • Nancy Castrocompartió una citahace 3 días
    hablé de mi amistad, de mi voluntad de quererle, de que nos entendiéramos, de mi intención de consolarle, de hacerle la vida más fácil.
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