Me entretuvo bastante y más porque Amelie disfruta las historias masoquistas.
Si bien la historia resulta interesante y lleva un ritmo narrativo bastante acelerado que la vuelve liviana y atrapante, la traducción resulta tediosa, el uso de formalidades utilizadas principalmente en España hace que un lector latino no logré sentirse totalmente atraído por lo que lee. Anagrama no decepciona con las obras que publica, pero tal vez una nueva traducción ayude mucho a mejorar la perspectiva hispánica de la novela.
Los matices humanos que expone llegan a ser sobrecogedores, cómo cambiamos según nuestra posición y a la vez cómo podemos ser viles en cualquier estrato social. También resalta el hecho de que si no somos buenos en lo individual, tampoco lo seremos como sociedad. Demasiado abrumador para mí porque siento que somos causas perdidas.