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La geografía de tu recuerdo, Laia Soler
Libros
Laia Soler

La geografía de tu recuerdo

«Reformar la casa. Venderla. Marcharme.»
Ciara ha regresado al pueblo donde creció con un claro objetivo: quiere reformar la casa que su madre le dejó en herencia y usar el dinero que gane vendiéndola para empezar de cero en cualquier otro lugar, lejos de ese pueblecito del sur de Irlanda lleno de rumores, donde todos la critican a sus espaldas. Sabe lo que dicen: «mala hija, abandonó a su madre».
Sin embargo, Ciara no logra escapar de las voces del pasado que resurgen con cada plato que tira, cada mueble que desmonta y cada pared que pinta. Cada recuerdo, cada secreto distorsiona más lo que creía saber de su familia, y convierten su pasado en algo desconocido.
¿Y si no conocía de verdad a su madre? ¿Y si solo supo ver a la frágil, arrugada y frágil Edna?
Cuando luchas contra el pasado, corres el riesgo de abrir puertas imposibles de cerrar.
«Laia Soler en tres palabras: magia, sensibilidad y emoción.» Alice Kellen, autora
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258 páginas impresas
Publicación original
2020
Año de publicación
2020
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Opiniones

  • Martha Mcompartió su opiniónhace 4 años
    👍Me gustó

  • Guadalupe Angelcompartió su opiniónhace 5 años
    👍Me gustó

Citas

  • Martha Mcompartió una citahace 4 años
    Una madre no es más que una hija que juega.»
  • M_kishacompartió una citahace 4 años
    y todas las noches volvería a casa flanqueada por los mismos prados, bajo el mismo cielo agujereado de estrellas.
  • M_kishacompartió una citahace 4 años
    Si pudieras oírme, te diría que lloraras. Porque eso que llevas dentro no es miedo ni enfado ni rabia. Es una tristeza que no reconoces como tuya y contra la que no te quedan fuerzas para rebelarte.
    Recuerdo lo que te decía cuando eras pequeña, lo recuerdo y me arrepiento de ello todos los segundos que ya no puedo contar. No llores, las niñas buenas no lloran. Eso me decía a mí mi madre, tu abuela —que en paz descanse—, y yo os lo repetí a vosotras porque creí que os haría fuertes. Pero hay valentía en la vulnerabilidad. Nuestra casa se está quemando y tú estás paralizada delante de ella, tan inexpresiva como una muñeca de porcelana.

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