Libros
Luisgé Martín

Soy yo normal

Una reflexión sobre las sexualidades que transgreden lo normativo. Una exploración de la perversión o la sexualidad alternativa.
¿Soy yo normal?, se pregunta el autor. ¿Qué es la normalidad en la práctica de la sexualidad? Lo que se sale de la normalidad ¿es una parafilia, una perversión, una depravación, o un comportamiento sexual alternativo, no normativo? ¿Hablamos de trasgresión, de romper tabúes, de ir más allá de los códigos morales, o tal vez incluso legales? Este libro explora, a partir de reflexiones, experiencias e investigaciones de campo del autor, el sadomasoquismo, el fetichismo, el exhibicionismo, el voyeurismo, el bondage, el spanking, el sexo kinky, la fantasía de violación, el incesto, la pederastia, la pedofilia, la zoofilia, el bugchasing, la necrofi lia… ¿Dónde están los límites? Lo que plantea este ensayo es que es necesario refundar la idea de perversión erótica desde otra mirada, sin moralismo ni patologización.
78 páginas impresas
Publicación original
2022
Año de publicación
2022
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Citas

  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 3 años
    coprofílico, que siente excitación con las heces y las incluye en los juegos sexuales?
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 3 años
    ¿Quién aceptaría con naturalidad convivir con un nosolágnico, que es aquel que siente excitación al saber que su pareja sufre una enfermedad terminal? ¿Y con alguien que se inflama sexualmente al ser enterrado vivo (talefílico) o al ser robado (harpaxofílico)?
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 3 años
    Podemos repasar algunas parafilias para comprender la dimensión colosal de este paisaje. Los emetofílicos sienten placer sexual en el vómito. Los vampiristas, en el contacto con la sangre. La lascivia de los agorafílicos –que no son necesariamente exhibicionistas– se desata con la actividad sexual en lugares públicos. Los menofílicos se excitan con la menstruación y los hemotigolágnicos con los tampones usados. Los saliromaniacos necesitan romper o manchar la ropa de su pareja. Los pungofílicos solo sienten placer cuando son pinchados. Los abasiofílicos únicamente gozan cuando su pareja es coja. Y los acromotofílicos concentran su deseo en personas con algún miembro amputado.

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  • Editorial Anagrama
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