Desde las últimas décadas del siglo xx, Haití se ha convertido en una “potencia migratoria”, no sólo por el impacto cultural, económico y social que tienen sus flujos migratorios sobre los demás países de la región, sino por el peso y la importancia de las remesas que recibe de su población que trabaja en el exterior, que representan 30% de su producto interno bruto. Esta obra analiza las migraciones internacionales de este país desde una perspectiva interdisciplinaria en la que confluyen la historia, la demografía, la economía, la ciencia política y las relaciones internacionales. El libro permite observar en el largo plazo las razones internas y externas por las que Haití se transformó de un país de inmigración en otro de expulsión poblacional desde principios del siglo xx. Muestra las dificultades de su integración nacional desde que decidió hacer una revolución de cuádruple contenido: antiesclavista, anticolonialista, antirracista y de antieconomía de plantación, lo que provocó que las potencias extranjeras con intereses y territorios en el Caribe de la época lo denunciaran como un “mal ejemplo” y promovieran su aislamiento.