Séneca

Todo cuanto de nuestra vida queda atrás, la muerte lo posee.

Y, si quieres poner atención, te darás cuenta de que una gran parte de la existencia se nos escapa obrando mal, la mayor parte estando inactivos, toda ella obrando cosas distintas de las que debemos.

unos tiempos se nos arrebatan, otros se nos sustraen y otros se nos escapan.

cosa honesta —dice— es la pobreza llevada con alegría».[8]

6 Mas no es pobreza aquella que es alegre; no es pobre el que tiene poco, sino el que ambiciona más.

No está en ningún lugar quien está en todas partes.

Todo, Lucilio, es ajeno a nosotros, tan sólo el tiempo es nuestro

Mientras aplazamos las decisiones, la vida transcurre.

Realmente nos engañamos en esto: que consideramos lejana la muerte, siendo así que gran parte de ella ya ha pasado.

Obra así, querido Lucilio: reivindica para ti la posesión de ti mismo,[3] y 1 el tiempo que hasta ahora se te arrebataba, se te sustraía o se te escapaba, recupéralo y consérvalo.

No tenemos escaso tiempo, sino que perdemos mucho.