Carlos Castaneda

El Segundo Anillo De Poder

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El último encuentro de Carlos Castaneda con don Juan tuvo lugar en la cima de un cerro. Se encontraban también don Genaro y otros dos aprendices, Pablito y Néstor. Hacia el desenlace, Pablito y Carlos saltaron desde la cumbre de la montaña, lazándose a un abismo. En este quinto libro, Carlos Castaneda regresa a México con la intención de ver a Pablito y Néstor y pedirles ayuda para resolver sus dudas y conflictos, puesto que aunque su razón se niega a aceptarlo, una parte de su ser tiene la convicción de que tal salto efectivamente se produjo, por increíble que parezca. Lo que se encuentra entonces es con un asalto final a su racionalidad, planificado por don Juan antes de su partida, junto con la revelación de algunos de los aspectos prácticos del arte de ensoñar. «Cuando nacemos traemos un anillo de poder. Casi desde el principio, empezamos a usar este anillito. Así que cada uno de nosotros está enganchado desde el nacimiento, y nuestros anillos de poder están unidos con los anillos de los demás. En otras palabras, nuestros anillos de poder están enganchados al 'hacer' del mundo para construir el mundo. Un hombre de conocimiento, em cambio, desarrolla otro anillo de poder. Yo lo llamaría el anillo de 'no-hacer'. Así, con este aniullo, puede urdir otros mundos.» (Don Juan)
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375 páginas impresas
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Opiniones

  • Néstor Peñalozacompartió su opiniónhace 5 años
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Citas

  • Néstor Peñalozacompartió una citahace 5 años
    Se escoge sólo una vez -me había dicho don Juan-. Elegimos ser guerreros o ser hombres corrientes. No existe una segunda oportunidad. No sobre esta tierra
  • Néstor Peñalozacompartió una citahace 5 años
    Nagual sostenía que la mejor manera de obtener energía consiste, desde luego, en permitir que la luz solar penetre en los ojos, especialmente el izquierdo.

    Le comuniqué que nada sabía de ello y me describió un procedimiento que le había enseñado don Juan. Al oírla recordé que también me lo había enseñado a mí. Se trataba de mover la cabeza lentamente de un lado a otro, en tanto captaba la luz solar con el ojo izquierdo, entornado. Él afirmaba que no sólo era posible utilizar el sol, sino también cualquier otro tipo de luz susceptible de ser reflejada por los ojos.
  • Néstor Peñalozacompartió una citahace 5 años
    Juan aseguraba que no existía un procedimiento específico para alcanzar la «atención del nagual». Solamente me había dado pistas. La primera fue que debía buscar mis manos en sueños; entonces, el ejercicio de atención fue ampliado a la búsqueda de objetos, rasgos característicos del paisaje, como calles, edificios, etcétera. Desde allí había que pasar a «soñar» sobre lugares determinados a determinadas horas. El último grado consistía en concentrar la «atención del nagual» en el yo total. Don Juan sostenía que esa etapa final se anunciaba generalmente por un sueño que buena parte de la gente había tenido en una u otra oportunidad, en el cual el sujeto se ve a sí mismo yaciendo dormido. Para cuando un brujo tiene ese sueño, su atención se ha desarrollado hasta el punto de que, en vez de despertar, como les ocurre a la mayoría de las personas, da media vuelta y se pone en actividad, como lo haría en el mundo en que tiene lugar nuestra vida diaria. En ese momento se produce una ruptura, una división definitiva en la hasta entonces unificada personalidad. En la concepción de don Juan, el atrapar la «atención del Nagual» y desarrollarla hasta el nivel de perfección de nuestra atención diaria al mundo tenía por resultado el nacimiento del otro yo, un ser idéntico a uno, pero construido en el «soñar».

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