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Seneca

Obras de Séneca

  • Soliloquios Literarioscompartió una citahace 4 años
    El tiempo que tenemos no es corto; pero perdiendo mucho de él, hacemos que lo sea, y la vida es suficientemente larga para ejecutar en ella cosas grandes, si la empleáremos bien.
  • Facundo Esquinascompartió una citahace 3 años
    Sanos y vigorosos son aquellos movimientos del alma que siguen nuestro impulso, no los
  • Facundo Esquinascompartió una citahace 3 años
    Tenemos delante de los ojos los vicios ajenos, y a la espalda los nuestros.
  • Facundo Esquinascompartió una citahace 3 años
    El sabio debe guardar el término medio; y si es necesario obrar con vigor, emplee la energía y no la ira.
  • Luis Eduardocompartió una citahace 2 años
    Mira bien, repito, a todos lados: no citarás ni una casa tan desgraciada, que no encuentre consuelo en otra casa más desgraciada todavía
  • Luis Eduardocompartió una citahace 2 años
    Generalmente nadie obtiene a la vez bienes grandes y duraderos; la felicidad que permanece hasta el fin, es la que llega lentamente
  • Luis Eduardocompartió una citahace 2 años
    porque si se nos concediese elegir entre ser dichosos por poco tiempo y no serlo jamás, preferiríamos sin duda una felicidad pasajera a no disfrutar ninguna.
  • Luis Eduardocompartió una citahace 2 años
    Conócete. ¿Qué es el hombre? Vaso quebrantado, cosa frágil. No se necesita terrible tempestad, una ola basta para destruirlo; al primer choque quedará deshecho. ¿Qué es el hombre? Un cuerpo endeble, débil, desnudo, sin defensa natural, que mendiga el auxilio ajeno, blanco de todos los ultrajes de la naturaleza; que, a pesar de los esfuerzos de sus brazos, es pasto de la primera fiera, es víctima de cualquier enemigo; formado de materia blanda y fluida, que solamente tiene brillantez en el exterior; indefenso contra el frío, el calor, la fatiga, y en quien la inercia engendra la corrupción; temiendo a sus alimentos, cuya falta o exceso le matan; de ansiosa y aflictiva conservación, aliento precario, que no puede resistir, que se ahoga por repentino pavor o por inesperado ruido que hiere sus oídos; en fin, que para alimentarse, se destruye, se devora a sí mismo. ¿Podrá extrañarnos la muerte de un hombre cuando todos necesariamente han de morir? ¿Acaso se necesita mucho para destruirlo? Un olor, un sabor, el cansancio, la vigilia, los humores, la comida, todo lo que necesita para vivir, le es mortal. Cualquier movimiento le revela en seguida su debilidad: no puede soportar todos los climas; un cambio de aguas, un soplo desacostumbrado del aire, la cosa más pequeña basta para que enferme; ser de barro y corrupción, entra llorando en la vida, y sin embargo, ¿cuánto tumulto promueve este despreciable animal? ¿a cuántos ambiciosos pensamientos no le impulsa el olvido de su condición? Lo inmortal e infinito ocupan su mente, ordena el porvenir de sus nietos y biznietos, y en medio de sus proyectos para la eternidad, le hiere la muerte, siendo carrera de muy pocos años lo que se llama vejez.
  • Luis Eduardocompartió una citahace 2 años
    Somos súbditos de la fortuna, reina cruel, inexorable, que nos impone a su capricho lo justo y lo injusto
  • Luis Eduardocompartió una citahace 2 años
    Cuando te quejas de la muerte de tu hijo, acusas al día de su nacimiento, porque al nacer se le notificó la muerte
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