—Porque no esperaba que fueras tan perfecta. No tenía ni idea de que mantener mis manos alejadas de ti sería tan difícil. Y entonces entré ese día y te encontré de rodillas... —Aprieta los ojos, presionando su frente contra la mía—.
Jesucristo, Charlotte. No tienes ni idea de lo que me haces.
—Sí, tengo idea. Porque me encanta lo que siento cuando estoy contigo.