Movilizándose, es decir, descuidando organizarse en la lucha sobre la base de nuestras necesidades, que no solamente son necesidad de dormir y de comer, sino necesidad de pensar, amar, construir, estudiar y descansar, de estar solo o hacer piña, movilizándose, es decir poniendo entre paréntesis todo esto, poniendo entre paréntesis todo lo que nos ata a la vida, despreciando asumirlo colectivamente, nos aseguramos de que vendrá el momento de agotamiento donde cada uno verá en el fin de la movilización un feliz reencuentro con los hábitos abandonados, con las pasiones cruciales, todo ello bajo el infecto signo de lo privado. Al contrario, en el cuidado de organizarse sobre la base de nuestras necesidades se construye, de crisis en movimiento, el partido de la insurrección.